El poder es una de las facultades dentro de las relaciones sociales que ha sido estudiada de manera multidisciplinaria e histórica. Para Max Weber, el poder es cada oportunidad o posibilidad existente en una relación social que le permite a un individuo cumplir su propia voluntad. El profesor de la Maestría de Gerencia Pública, Miguel Antezana, define al poder de la siguiente manera:
“El poder es la capacidad que tenemos de decir, hacer, ejecutar y hasta transformar la realidad, de manera directa o a través de terceros; y que, por su complejidad, es estudiado desde diversas ramas de las ciencias sociales. Todos tenemos una cuota de poder según el contexto en el que nos desenvolvamos y según cómo lo entendamos”, asegura el profesor Antezana.
A lo largo de su trayectoria, el gestor público ostentará el poder en sus distintos grados y formas. Para ello, más allá de las cualidades técnicas y profesionales requeridas, un funcionario público debe tener capacidades especiales para lograr administrar el poder de manera adecuada.
“Un funcionario público ha sido investido de poder para cumplir las obligaciones del cargo que ostenta. El gestor público debe tener habilidades humanas que le permitan interactuar con los usuarios del aparato estatal. También debe tener un alto grado de sensibilidad social y habilidades comunicacionales que le permitan atender, pero sobre todo entender a la ciudadanía usuaria de los servicios estatales”, agrega el profesor Antezana.
Así como el Estado otorga facultades al servidor público, también establece los límites a través de la Constitución, las leyes, reglamentos y otras normas jurídicas. De hecho, es el mismo Estado quien a través de instituciones como el Ministerio Público, la Contraloría y el Poder Judicial se encarga de investigar, denunciar y sancionar a quienes administran el poder otorgado por el Estado de manera incorrecta.
Sin embargo, el profesor Antezana advierte que uno de las grandes reformas del Estado está, precisamente, en evitar que esos límites se vuelvan en impedimentos para la correcta administración del poder por parte del gestor público.
“Si bien es cierto que el Reglamento de Organización y Funciones (ROF) es una herramienta necesaria en las organizaciones públicas, suele funcionar en la práctica como una “camisa de fuerza” pues limita el sentido común y la proactividad del servidor estatal. Hay elementos que reformar y perfeccionar, con miras a atender mejor a la ciudadanía”, comenta.
El principal objetivo de todo gestor público debe ser generar mayores beneficios para los ciudadanos y la sociedad. Es para tal objetivo que el propio Estado le delega un poder especial, en mayor o menor grado, que en muchos casos no es usado con el fin de brindar el mejor servicio al ciudadano o entregar bienes de calidad.
“El norte de un gestor, funcionario, servidor público, siempre debe ser la calidad en la atención al ciudadano. Toda la ciudadanía, de manera directa o indirecta paga impuestos y esos tributos se destinan a pagar los sueldos de la planilla estatal; por lo tanto, tenemos el derecho de exigir, no solo atención, sino la mejor atención”, sostiene el profesor Antezana.
La administración del poder en el sector público es una tarea fundamental que debe siempre realizarse en función del bienestar social. “Las organizaciones públicas tienen la necesidad de capacitar adecuadamente a sus trabajadores, desde el más bajo hasta el más alto nivel”, finaliza el profesor Antezana. Si deseas conocer más acerca de la adecuada administración del poder en el sector público, te invitamos a solicitar más información sobre la Maestría de Gerencia Pública.