Escriben: Santiago Amador (Director de iBO- Laboratorio de Innovación Pública de Bogotá) y Angela María Reyes (Coordinadora de la estrategia de GovTech de la Ciudad de Bogotá).
Cómo las organizaciones privadas, los gobiernos a lo largo del mundo tienen la necesidad imperante de la transformación digital. Los Estados modernos tienen el desafío de adaptarse a los retos del entorno, de ser más eficientes, de generar mecanismos de transparencia, apertura y colaboración con la ciudadanía y sobre todo de ofrecer más y mejores servicios centrados en las personas. En ese propósito, los modelos de Innovación Pública, de analítica de datos para Gobierno y el GovTech son quizás las tres armas más poderosas. En este artículo se hablará precisamente de cómo esta última herramienta está reinventado el Estado.
Aunque este concepto inició refiriéndose exclusivamente a los retos un poco más administrativos del sector público, se ha ido ampliando para incluir dentro él a los emprendimientos o startups de interés público de base tecnológica, incluso aquellos que operan con independencia del Estado.
Bajo esta visión ampliada, los startups GovTech no solucionan exclusivamente retos de la administración pública en una lógica B2G (Business to Government) sino que desarrollan también soluciones que generan impacto público y contribuyen directa o indirectamente al avance de los objetivos de desarrollo sostenible y de los indicadores sectoriales (Por ejemplo soluciones de base tecnológica que contribuyen a la educación, la reducción de la pobreza, la bancarización de las poblaciones excluidas , la salud o la movilidad urbana).
El cambio más significativo que trae el Govtech al Estado es la generación de un modelo de colaboración entre el sector privado y la administración pública, una suerte de Gobierno Colaborativo. El GovTech desgasta la tradicional barrera entre lo público y lo privado en la solución de retos públicos y se convierte en un punto de encuentro entre dos mundos. Quién hubiera pensado que la relación vertical de poder entre gobierno y ciudadanía este siendo poco a poco remplazada por una relación de trabajo conjunto y corresponsabilidad y que las causas públicas son ahora también las causas de actores privados. Así las cosas el modelo GovTech afianza un nuevo modelo de apertura y permeabilidad del Estado, recordando que los gobiernos no son todo poderosos y que requieren de otros actores.
Esto está generando una desconcentración en la prestación de los servicios, que ya no están únicamente en cabeza del Estado. Es muy estimulante ver como los startups están creando modelos de negocio B2C (Business to client) rentables, a partir de solucionar retos públicos.
El Estado, en lugar de competir con esos emprendedores, debe generar las condiciones necesarias para fortalecer el ecosistema de startups de interés público y habilitar con datos abiertos, regulación inteligente y coordinación a los emprendedores, para que estos presten directamente estos servicios. Usando una metáfora es como sí el Estado se dividiera en partículas, cada una con motivación y energía propia para prestar servicios o solucionar retos públicos.
El Govtech es también un acelerador de la transformación digital del Estado. Poco a poco las entidades han ido entendiendo con ejemplos de otras partes como la tecnología puede ayudarlos a transformar sus servicios.
Sin embargo, transformarse digitalmente desde adentro es a veces una tarea dura, por la resistencia al cambio, por falta de cultura digital en lo servidores púbicos y por la dificultad de experimentar en el sector púbico, ante la sombra implacable de los entes de control. El modelo Govtech le permite al Estado transformarse de la mano de aliados externos, con soluciones que parten de la experimentación en torno a prototipos que se van mejorando constantemente.
La dinámica Govtech le ha enseñado a las entidades públicas a usar las metodologías ágiles y de pensamiento de diseño para la transformación digital. El Modelo Govtech también ha fomentado el Intra emprendimiento público, donde se gestan iniciativas desde adentro de las organizaciones. Son literalmente startups dentro entidades públicas.
Este modelo ha impulsado también nuevas formas de comprar en el Estado. Aunque no es la única razón, el GovTech ha impulsado la llamada “compra pública para la innovación”, un mecanismo de compra pública en el que las entidades y los emprendedores colaboran para la generación experimental de soluciones aún no determinadas.
Aunque estas son tan sólo algunos de los ejemplos de cómo el GovTech está reinventando el Estado, la disrupción apenas comienza. Estamos dando pasos de gigante hacia lo que Tim O’Reilly ha llamado “Gobierno como plataforma” pero con un cambio sustancial. Se está instaurando la idea del Estado como ecosistema, donde la prestación de los servicios es colaborativa y basada en datos.
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