Uno de los principales inconvenientes que contemplamos al querer empezar un trabajo de investigación - ya sea por que estamos llevando una maestría y debemos plantear un prospecto de tesis, o deseamos escribir un artículo para publicar en una revista destacada - consiste en el planteamiento inicial de la idea que tenemos sobre el tema a investigar y los siguientes pasos a considerar inmediatamente
Podemos tener una idea borrosa del tema, o tener varias aristas en las que podamos desarrollarla, pero concretizar la idea en un borrador inicial, siempre puede ser causante de estrés o plantear serias dudas para tomar una decisión final. Para evitar este inconveniente, que por cierto, es muy común, consideremos las siguientes pautas o consejos prácticos:
Experticia
Para tomar una buena decisión debemos valernos en primer lugar de nuestra experiencia, de los conocimientos adquiridos tanto en la vía formal de un estudio o en el desarrollo de nuestras funciones y actividades en un centro de trabajo.
Si es una investigación en grupo podemos aprovechar el conocimiento de otros miembros del equipo y la disponibilidad de información que puedan proveer de sus instituciones laborales o red de contactos afines. Por ejemplo, si alguien del grupo trabaja en una institución bancaria, es probable que pueda brindar información de primera fuente si se enfoca la investigación académica en un tema relacionado o conectado con el quehacer financiero de una entidad de este tipo.
Miembros del equipo
Si el trabajo que se va a realizar es en equipo, siempre es recomendable tener bien definido el rol que cumplirá cada uno; el aporte debe quedar claro y planificado para que no se generen retrasos ni sorpresas desagradables. Es importante sopesar inicialmente el aporte que cada miembro puede ofrecer, en cuanto a las actividades que va a desarrollar así como la sinergia que se tiene establecida en base a experiencias previas.
Contar con alguien que no pueda seguir el ritmo de los demás o ponga excusas reiteradas será un lastre que con el tiempo puede ser un ancla para la culminación de la investigación académica. Evaluar previamente, gestionar los roles y funciones de acuerdo al aporte que pueden proveer y las características personales, así como un seguimiento planificado son la clave de éxito.
Fuentes disponibles y delimitación del tema
Si todavía no se ha tenido contacto con un asesor o docente que pueda servir de guía en la investigación, corresponde saber primero si la idea ‘embrionaria’ que concebimos resultará pertinente de investigar. Si tenemos poca experiencia investigando no pretendamos visualizar con antelación que nuestro trabajo será ‘la tesis’ o ‘la investigación’ que va ser un punto de inflexión en nuestra vida, sin antes tener la certeza inicial del tema.
La investigación es el ejercicio de un acto intelectual que busca el bien común y desarrollo en base a la generación de nuevo conocimiento, que puede ser reproducible, aplicado a un contexto y pertinente a un campo de estudio; por ello debemos establecer las raíces sólidas de nuestra investigación con un tema adecuado y que contemple la disponibilidad de fuentes de información académicas, punto de apoyo imprescindible en el cual podamos construir nuestro proyecto.
Por ello es importante ubicar, explorar y conocer los recursos bibliográficos y servicios que dispone el Hub de Información (Biblioteca) en base a las suscripciones establecidas a bases de datos académicas multidisciplinarias o especializadas, libros y revistas digitales, repositorio institucional y otros servicios conexos. También y dependiendo de nuestra temática tenemos a disposición diversas fuentes de acceso abierto, es decir, información que no tiene ningún tipo de limitación para acceder al texto completo de un documento.
En base al análisis de la información bibliográfica encontrada en distintas fuentes podemos dimensionar nuestro trabajo de investigación. Lo siguiente y muchas veces en simultáneo, tiene que ver con el alcance de la investigación que pretendamos asumir, sus delimitaciones geográficas y de tiempo, su público objetivo, alcance temático y metodología. El título que vayamos a esbozar ayudará a especificar a qué va la investigación, cuál es su objetivo. Hay que recordar que luego del resumen o abstract el título es el rostro de la investigación, la primera llamada de atención a un lector ocasional. Si el título es bueno, leo el resumen y si es bueno me intereso en el contenido del documento. Por ello, debe ser un título eficaz que atraiga e invite a consultar el trabajo.
Por último hay dos puntos más a considerar y que son la practicidad y relevancia. La investigación puede tener las fuentes necesarias de información pero aplicar su metodología e instrumentos puede ser un proceso complejo, ya sea por tiempo, indisponibilidad para recopilar información mediante cuestionarios o encuestas, o por el público objetivo de difícil acceso. Consideración aparte es tomar en cuenta si la investigación es relevante para llevarse a cabo, aportará algo nuevo en mi campo de estudio, o es pertinente con mi experiencia y afinidad temática.
Asesoría
Siempre es recomendable y necesario tener la validación y soporte de expertos en el área temática de estudio, por ello debemos compartir nuestras ideas y propuestas con especialistas y, en el marco de una tesis, el asesor será un valioso apoyo.
Mantener una comunicación activa con reuniones eficientes, optimizará la planificación y desarrollo del trabajo de investigación. Adicional a esta persona no olvidemos que tenemos especialistas que son expertos en la búsqueda de información académica de fuentes pertinentes y eficaces. Estas personas son los bibliotecarios, y que siempre están dispuestos para atender todas las consultas y orientación a los usuarios. Para ello recomendamos contactar con el Bibliotecario Enlace asignado y solicitar el servicio de Asesoramiento Personalizado Virtual que ofrece el Hub de Información.
Planificación
Por último hay buenos intentos de tesis, que inician con mucha confianza y perspectiva, pero que a la larga, nunca se terminan. En estos casos, generamos excusas para dilatar la investigación, alegando falta de tiempo por trabajo, estudios o la familia. Debemos tener cuidado que no sea una excusa que nos auto imponemos inconscientemente. En todo caso, siempre lo recomendable es planificar cierta cantidad de horas semanales exclusivas para esta actividad, distribuyendo nuestras actividades de manera oportuna, ubicando un espacio cómodo y de concentración para buscar, ordenar, escribir. Corregir y seguir escribiendo.
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