Deporte formativo: una mirada jurídica del negocio futbolístico

Andrés Vega Gutiérrez*
Por: Andrés Vega Gutiérrez*
Docente de la Escuela de Posgrado
Publicación: 22 abril, 2025

Durante las visitas académicas a instituciones deportivas que realicé en Países Bajos en marzo de 2025, tuve la oportunidad de conocer de cerca la organización de tres clubes emblemáticos del fútbol europeo: Ajax de Ámsterdam, Feyenoord Rotterdam y PSV Eindhoven.


A partir de ello, en las siguientes líneas presento algunas reflexiones sobre la importancia de las divisiones inferiores (divisiones menores o canteras) en la organización de los clubes de fútbol, el negocio que representan y sus implicancias jurídicas.


Las divisiones inferiores como base de sostenibilidad institucional


Más allá de la infraestructura de primer nivel con la que cuentan, infraestructura que justifica en parte su historial deportivo, lo que más llama la atención de los tres mencionados clubes es la claridad de su misión y visión como instituciones insertas en la industria del deporte.


Resulta revelador constatar que estos clubes de élite mundial no tienen como objetivo prioritario la obtención de títulos internacionales, como la UEFA Champions League o la UEFA Europa League. Por supuesto, aspiran a ello y lo han conseguido en distintas etapas de su historia, pero no constituyen el eje principal de su modelo de desarrollo institucional.


¿Por qué? Porque el negocio en el fútbol no está solo en los logros deportivos. En efecto, si bien los mencionados clubes compiten anualmente por ganar la Eredivisie (División Premier o Liga de Fútbol de los Países Bajos) y desempeñan el mejor papel posible en campeonatos internacionales europeos, su foco de atención, y con mucho énfasis, está en sus canteras.


Parece que tienen internalizado que la sostenibilidad de un club de fútbol moderno no puede depender exclusivamente de victorias esporádicas. La competencia deportiva, como cualquier otra, conlleva la incertidumbre. La viabilidad financiera de una institución requiere de estructuras más estables y previsibles.


En este contexto, las canteras adquieren un rol estratégico porque son el futuro de la institución. Así, Ajax, Feyenoord y PSV han hecho de sus divisiones formativas una pieza clave para su sostenibilidad y crecimiento como organizaciones deportivas en el tiempo.

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Sus modelos institucionales están cimentados sobre estructuras deportivas y educativas que permiten formar jugadores de manera integral, priorizando el rendimiento y el desarrollo personal.


A nivel de la normativa FIFA, este enfoque se ve respaldado, por ejemplo, en el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores (RETJ) que reconoce:

                            1. La necesidad de proteger el desarrollo y la educación de los menores, por lo que prohíbe las transferencias internacionales de menores de 18 años, salvo excepciones expresamente establecidas (artículo 19).
                          1. El derecho a indemnización por formación que se debe pagar al club o clubes formadores de un jugador cuando el jugador se inscriba por primera vez como profesional y por cada transferencia del jugador profesional hasta el fin del año natural en el que cumple 23 años (el artículo 20).
                          2. La existencia de un mecanismo o contribución de solidaridad, lo cual involucra que, si un jugador profesional es transferido antes del vencimiento de su contrato, el club o los clubes que contribuyeron a su educación y formación recibirán una parte de la indemnización pagada al club anterior (artículo 21).

Los artículos citados de la RETJ buscan, precisamente, incentivar que los clubes inviertan en su cantera al asegurarles un retorno económico futuro.


Por otro lado, contar con una cantera sólida exige también la contratación de personal técnico calificado, equipos médicos especializados, apoyo psicológico y educativo, así como tener una infraestructura segura y adecuada para menores de edad. Esto, de conformidad con el artículo 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, del 20 de noviembre de 1989, que reconoce el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social.


Estos clubes comprenden que su labor no termina con la preparación de futbolistas de élite. En ese sentido, si un jugador formado en sus divisiones menores no alcanza el nivel necesario para llegar a la competencia profesional, de todas formas el futbolista recibió de la institución deportiva valores, herramientas y disciplina que le servirán en su futuro y que, a su vez, generan un impacto social positivo.

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Proyecciones para el fútbol peruano


Ahora bien, trasladando esta lógica al contexto peruano: ¿Qué ocurriría si un club local se profesionaliza en la formación deportiva? Y si, luego de un proceso sólido y estructurado, logra transferir al extranjero uno o dos futbolistas formados en divisiones inferiores cada cierto tiempo, ¿valdría la pena la inversión?


En un mercado global como el del fútbol, donde las transferencias de jugadores pueden alcanzar cifras millonarias, las respuestas parecen claras, puesto que las probabilidades de rédito económico serían plausibles.


Además, el éxito institucional en la gestión de divisiones inferiores generaría un efecto multiplicador a nivel de reputación, credibilidad e interés de nuevos aliados a nivel económico.


¿Qué negocios conexos podrían vincularse con un club y sus canteras? Podemos mencionar a colegios y universidades, empresas aseguradoras y clínicas, marcas deportivas, supermercados y retail de alimentos, así como fundaciones vinculadas a la responsabilidad social empresarial, entre varios otros. Todos ellos podrían ver en el deporte formativo un vehículo para canalizar la inversión corporativa y el posicionamiento de marca.


Más aún, el Estado peruano, en sus tres niveles de gobierno, debe ser uno de los principales interesados en el desarrollo de esta industria, dado el deber de fomento del deporte vinculado a la educación, conforme lo dispone el artículo 14 de la Constitución Política del Perú


Este deber se encuentra además desarrollado por la Ley N.° 28036, Ley de Promoción y Desarrollo del Deporte, cuyo artículo 1 literalmente dispone: “La práctica del deporte en general constituye un derecho humano y, como tal, es inherente a la dignidad de las personas. El Estado y la sociedad propician y garantizan el acceso a su práctica (…)”


En la lógica de sostenibilidad del negocio de un club de fútbol en el Perú, puede resultar más rentable formar un jugador “en casa” y transferirlo en sus primeros años como profesional, que adquirir talento ya consolidado en el mercado. Este modelo también permite atraer inversión de terceros vinculados a negocios conexos.

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Otros asuntos legales inherentes al desarrollo de la cantera


El desarrollo de una cantera con proyección internacional exige atención legal especializada que aborde diversas áreas del derecho, lo cual involucra, entre otros, por ejemplo: 


1. El diseño de contratos financieros y de inversión


Ya sea con fondos propios o de terceros, que permitan viabilizar la construcción o mejora de infraestructura deportiva.


Esto incluye, en el caso peruano, explorar alianzas público-privadas o la modalidad de obras por impuestos, que permitiría a los clubes financiar el desarrollo de infraestructura deportiva pública con beneficios tributarios y gestionar convenios para el uso de dichas infraestructuras.


2. Gestión contractual de acuerdos


La gestión contractual de los diversos acuerdos que el club suscribe con aliados estratégicos de los negocios conexos al fútbol: patrocinadores, entidades educativas, clínicas, agencias de representación. 


3. Revisión de asuntos jurídicos específicos 


Relacionados con la cesión y uso de derechos de imagen, la protección de datos personales de los menores en formación, la propiedad intelectual sobre marcas y elementos distintivos del club y su cantera, así como cláusulas de confidencialidad y cumplimiento normativo.

 

 

La experiencia internacional de clubes de fútbol del primer mundo enseña que, desde una perspectiva de sostenibilidad del negocio, la gestión integral de las divisiones menores potencia el rendimiento institucional de un club, garantizando además que el proyecto deportivo sea rentable, viable, de impacto reputacional positivo y socialmente responsable. Dicha gestión, necesariamente, requiere de soporte jurídico desde distintos ángulos del derecho. 


De esta forma, el desarrollo de una cantera con proyección internacional es una inversión rentable, que puede permitir sustentar el negocio de un club de fútbol en el tiempo.

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