A pesar de su importancia, pasó un tanto desapercibida la publicación de un documento fundamental para la inversión pública: «Lineamientos para la utilización de la metodología BIM». El documento aterriza (por fin) las generalidades del DS 289-2019-EF y, por otro lado, reconoce de manera literal y realista la «necesidad de mejora e impulso de la inversión pública».
Estos lineamientos son criterios mínimos a considerar. Por estrategia, debemos entender que la aplicación del BIM debe ser progresiva y dosificada. El BIM no es una "fórmula mágica", menos un «software soluciona-todo» (ni siquiera es un software, como muchos creen). Es un cambio de paradigma mental y eso, usualmente, es lo más difícil de superar pues requiere altas dosis de humildad por parte de profesionales ─ingenieros, arquitectos, abogados─ acostumbrados a trabajar de la manera tradicional. El BIM es parte de algo mayor: un enfoque técnico-legal colaborativo. Por tanto, hay que crear una «cultura colaborativa».
El BIM es un «conjunto de metodologías, tecnologías y estándares que permiten formular, diseñar, construir, operar y mantener una infraestructura o edificación de forma colaborativa en un espacio virtual» pero, más allá de esta definición de libro, realmente, ¿qué es el BIM?
Para entenderlo primero hay que saber que existen tantas definiciones, maneras y formas de ver el BIM como profesionales y organismos especializados en enfoques colaborativos. Por lo tanto, no es didáctico presentar simplemente una definición. Por ello, voy a explicar el BIM de la siguiente manera:
1. Señalando uno de los grandes problemas para ejecutar una obra.
2. Planteando una solución a dicho problema.
3. Definiendo cuál es el papel del BIM en esta solución.
Un gran problema es haber separado el diseño de construcción (expediente técnico) bajo el supuesto negado de que puede existir un diseño sin errores (compatibilizado, sin interferencias, sin omisiones, sin errores de diseño). Un expediente técnico «bien hecho» igual no deja de ser una hipótesis de la realidad. ¡La realidad y sus detalles recién se ven en plena construcción! Y bajo este esquema fallido se ha venido trabajando tanto en la Ley de Contrataciones como en el sistema de inversiones (SNIP, Invierte.pe).
Este esquema es origen de tantas controversias, impugnaciones, arbitrajes, judicializaciones y demás hojarasca litigiosa omnipresente en nuestros contratos de obra pública. ¿La solución? Fácil de anunciarla, difícil de aceptarla: trabajar concurrentemente diseño y construcción. Y si sumamos a este esquema: un marco legal inteligente, que legalice la distribución de riesgos, incentivos e información (contratos colaborativos); un equipo de gestión de proyectos (PMO); una reestructuración de procesos de producción (Project Production Management); y una forma de trabajar en conjunto (sesiones ICE): la maravilla es posible.
¿Y qué aporta el BIM en esta solución?
Tecnología para gestionar información. Y no es poca cosa, pues mediante tecnología se puede hacer realidad la construcción virtual (antes de la construcción física) con participación conjunta del diseñador y del constructor; se comparte información (gráfica y no gráfica); se mejora la exactitud de metrados y, por lo tanto, los plazos y los costos; se deja mejor información para el futuro mantenimiento; etc.
O sea, lo que hemos venido pidiendo en más de una conferencia, artículo escrito o clase que hemos dado en los últimos años: ¡el fast track! ¡aplicación de Teoría de Juegos! Diseñar y ejecutar en conjunto, relación más adecuada para minimizar diferencias, errores, litigiosidad.
Entonces, dar soporte tecnológico al trabajo de diseñar y construir en paralelo es uno de los usos más característicos del BIM. Pero el eficiente manejo de la información desprende otros usos tales como: identificar, analizar, procesar, obtener y generar información centralizadamente (entorno común de datos); cuantificación más fina de costos y tiempos dada la intervención del constructor durante el diseño; mejorar la comunicación, la transparencia y la información legada para operar y mantener; etc.
Todo lo anterior es señalado en el punto 4 de los lineamientos; sin embargo, tantas palabras relativizan lo realmente importante y que debe quedar como principal uso en este primer impulso: la coordinación de los procesos de diseño y construcción.
1. Difusión y capacitación
2. Identificación: Se debe seleccionar una cartera de inversiones en formulación y/o ejecución para aplicar la metodología BIM.
3. Establecer los objetivos: Generales como específicos, de la inversión como del Modelo BIM. El BIM supone estrategia de ejecución y esta se ve determinada por el objetivo de desempeño (alcance, tiempo, costo y/o calidad).
4. Definición del alcance del Modelo BIM: Cada inversión debe definir claramente los siguientes aspectos antes de generar el Modelo BIM:
-Indicar la(s) fase(s) del ciclo de la inversión en la(s) que se utilizará el Modelo BIM.
-Explicar la manera cómo se utilizará el Modelo BIM en cada fase de la inversión.
-Indicar los roles y responsabilidades del equipo BIM.
-Indicar las especialidades que serán modeladas en BIM: arquitectura, estructuras, sanitarias, eléctricas, etc.
-Precisar los hitos de cumplimiento.
-Indicar los entregables (planos, metrados, As Built, etc.) los mismos que deben ser generados y obtenidos exclusivamente del Modelo BIM.
-Identificar el responsable para la elaboración del Plan de Ejecución BIM.
-Precisar la información a ser presentada una vez culminada la ejecución de la inversión.
5. Generación del Modelo BIM: Cada inversión de la cartera debe contar con un modelo digital de las características físicas y funcionales del total o parte del proyecto, ingresada a una base de datos con una interfaz gráfica tridimensional. El Modelo BIM está compuesto por Elementos BIM que no son otra cosa que los elementos físicos reales (vigas, tuberías, puertas, etc.). Y cada elemento presentará un determinado Nivel de Desarrollo (los famosos LOD).
6. Determinación de los LOD.
7. Digitalización y movilidad de la información: Toda la información se gestiona en un entorno de datos común (repositorio). Toda la información debe estar en formato digital.
8. Coordinación de diseño: Toda la información de diseño técnico se coordina en un entorno virtual 3D para garantizar la trazabilidad.
9. Sesiones colaborativas: Se deben crear entornos de trabajo donde confluyan los diferentes actores claves y trabajen de manera colaborativa y en un entorno interdisciplinario.
10. Identificación de entregables: De acuerdo con los requisitos de información de intercambio previsto al Plan de Ejecución BIM, los entregables se deben entregar tanto en formato nativo, como en formato de intercambio abierto.
11. Elaboración del Plan de Ejecución BIM: Cada inversión debe contar con un plan de Ejecución BIM que especifique, como mínimo:
-LOD de cada elemento BIM.
-Entorno Común de Datos.
-Funciones y responsabilidades
-Actividades (recomendable, aunque no obligatorio, usar la NTP ISO/TS 12911:2018).
Estos lineamientos proponen dos equipos: Un «Equipo Técnico de la Entidad Responsable de la inversión pública a ejecutarse bajo la metodología BIM», o sea, un equipo de profesionales de la misma entidad que se encargará de la “administración” de la información, definiendo los requisitos de información, exigiendo la entrega y estableciendo un repositorio común. Por otro lado, un «Equipo Técnico Ejecutor de la inversión» que puede ser parte de la entidad o contratado. Este es el que debe elaborar y entregar la información del Plan de Ejecución BIM.
La respuesta es si y no. Si, pues este compartir ─inteligentemente diseñado e implementado con tecnología adecuada─ tiene el potencial de superar los estancos separados en los que hemos convertido la preinversión, el diseño y la ejecución (y ni qué decir, la operación y mantenimiento). Y No, pues no basta una herramienta si no se acompaña de cambios legales y reingeniería de procesos contractuales, presupuestales y en el mismísimo Invierte.pe. Por ejemplo, durante la preinversión no es raro que sectores y evaluadores pidan a los formuladores: topografía, estudio de mecánica de suelos, anteproyecto arquitectónico, propuesta de estructuras, entre otros. ¡Y se vuelva a hacer lo mismo durante el expediente técnico! No existe una posición técnica-legal homogénea al respecto.
La implementación operativa del BIM exigirá claridad al respecto. Otro ejemplo: el BIM naturalmente requiere la intervención temprana del constructor, pero… ¿cómo contratarlo actualmente si el marco legal vigente sólo permite contratarlo concluido el diseño? Es más, en Invierte.pe aún se norma y enseña que primero es el expediente técnico, luego la consistencia respecto a la preinversión, y recién con esto, se inicia contrato para el constructor. Y así por el estilo, hay varios aspectos técnicos-legales que deberán cambiar para aplicar el BIM en toda su potencia.
En tal sentido, los propios Lineamientos admiten dicha duplicidad al final cuando lista los tipos de información. En la actualidad, mucha de esta información se genera en varias etapas, con diferentes actores y con muy poca articulación articulación.
El BIM llegó al sector público para quedarse. Surge como una alternativa potentísima para mejorar la productividad en la construcción de obras. Hay que recordar, sin embargo, algunos aspectos como que una inversión (proyectos de inversión e IOARR) implica no solo obras. Recordar también que no se trata sólo de un software o una herramienta que se usa y listo. Se trata de un cambio en la forma de trabajar bastante diferente a como lo hacemos actualmente (y a como tenemos normadas las fases de Formulación y Evaluación y Ejecución).
Finalmente, debe tener claro que, para mejorar sustancialmente nuestra alicaída gestión de inversiones, implementar el BIM es condición necesaria, pero no suficiente. Un BIM no mostrará sus beneficios sin una adecuada gestión, redefinición de procesos (PPM), sesiones de ingeniería concurrente, diseño-construcción (ICE), gestión de inversiones (tipo PMO o verdaderos Comités de Seguimiento) o sin un contrato colaborativo (NEC, FAC o ConsensusDOCS).
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