La emergencia sanitaria, declarada en el 2020 a raíz de la pandemia por covid-19, sumió a todo el sistema y comunidad educativa en un proceso de virtualización de la educación. Las clases presenciales fueron suspendidas por disposición gubernamental y el uso de educación en línea se volvió un imperativo que modificó tanto el rol tradicional del docente, como el del estudiante, pasando a una figura mucho más flexible y amplia, capaz de abarcar espacios más allá del aula tradicional. Dos años después, las aulas de clase no volverán a ser las mismas. Los nuevos modelos educativos pospandemia llegaron para quedarse.
Hoy, la abundancia de información a la que se tiene acceso, producto del mayor uso de herramientas tecnológicas, ha transformado los procesos de aprendizaje, pasando de un esquema memorístico a un esquema centrado más en la comprensión. Ya no es indispensable memorizar nombres y fechas, sino conocer el papel de estas en el desarrollo de la historia, de los hechos y de la realidad.
Los docentes han pasado de ser aquellos profesionales que impartían conocimiento, a aquellos que acompañan el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, valorizando las nuevas tendencias y herramientas digitales disponibles, en una visión más global y transversal de la educación y sus retos sin precedentes. Ahora, los estudiantes tienen oportunidad de asistir a cirugías o a la fabricación de implementos de todo tipo, a la experimentación de situaciones reales de las ocupaciones en las que se forman, a través de la realidad virtual. Esta nueva realidad permite reducir costos, tiempo y permite un acceso a nuevas oportunidades a favor de los alumnos, al permitirles el uso de simuladores y experimentar realidades producto de la puesta en práctica de los conocimientos teóricos y su aplicación explícita en la realidad virtual.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estimó que más de 26 millones de estudiantes y más de 1,4 millones de docentes de la educación superior habrían resultado afectados por la pandemia por covid-19 en la región. Además, 26% de docentes de universidades públicas declaró no sentirse preparado para enfrentar la nueva virtualización de la educación, frente a un 19% de universidades privadas. Un 59% de los encuestados declaró, asimismo, que sus universidades no han desarrollado sistemas para promover el desarrollo de proyectos utilizando herramientas digitales y cerca del 25% de estudiantes salió del sistema educativo por no tener acceso a internet o no disponer de la tecnología necesaria para conectarse a la nueva realidad virtual.
Durante el año 2020, Apple reportó más de 470 millones de descargas de aplicaciones educativas, frente a los 466 millones de Google play, cifras históricas de descargas en ambas plataformas, que grafican claramente la situación de virtualización de la educación. Todo un desafío para educadores y alumnos la nueva virtualización de la educación y la llegada, para quedarse, de la educación híbrida a nivel mundial.
En este entorno nuevo y desafiante, pasamos a explicar brevemente los significados de nuevas herramientas de aprendizaje digital.
Cuando hablamos de e-learning nos referimos a toda actividad formativa que se ofrece a través de dispositivos conectados a la red. La palabra proviene del vocablo del inglés que significa aprendizaje electrónico. Es el aprendizaje virtual al que ha evolucionado la formación tradicional, a través del uso de la tecnología.
Este modelo de enseñanza combina el aprendizaje presencial con las actividades a distancia o en plataforma virtual. Es decir, a diferencia del aprendizaje e-learning, no se omiten los recursos de aprendizaje presenciales, sino que la tecnología sirve de apoyo para hacer más efectivo el proceso de aprendizaje: una combinación o un mix de uso de tecnología y actividades presenciales que enriquece la formación de los alumnos de manera óptima.
Como ejemplo, podemos identificar cualquier carrera de educación superior que, además de las tradicionales clases presenciales, ofrezca a sus estudiantes un campus virtual, en la que se disponga de recursos valiosos en línea, foros de discusión entre compañeros de aula y docentes, espacios donde los alumnos puedan compartir sus trabajos académicos o incluso, que puedan ser evaluados a través de exámenes especialmente diseñados para ese propósito.
En el caso de la formación aplicada a la empresa, el b-learning se referiría a aquellas acciones de enseñanza en donde los trabajadores podrían acceder a los contenidos teóricos desde casa (organizando los horarios a su antojo) y luego desarrollar prácticas en el ámbito laboral donde poner en marcha todo lo que ha aprendido.
El blended learning puede producirse de distintas formas, siempre incorporando el trabajo presencial con aquel producido a distancia.
El flipped learning, conocido como “aula invertida”, es una modalidad de blended learning en que el proceso de aprendizaje pasa de un espacio grupal a un espacio individualizado. De esta manera, se pasa a un entorno de aprendizaje interactivo, dinámico que busca ser más eficiente en el uso de tiempo y recursos en general.
Ahora que ya conoces diversas estrategias que mezclan en aprendizaje presencial y virtual, ¿te animas a implementarlas en tu cátedra? Analízalas a fondo y aprende a implementarlas satisfactoriamente con nuestra Maestría en Educación con Mención en Docencia en Educación Superior.