Hace aproximadamente más de 60 años, en la Alemania de inicios del siglo XX —previo al ascenso del nazismo y al inicio de la Segunda Guerra Mundial—, el arquitecto Ludwig Mies se hizo conocido por imponer un estilo extremadamente sencillo e innovador, el minimalismo.
Quizá no recuerdes su nombre o no sepas que es uno de los pioneros de la arquitectura moderna pero probablemente hayas escuchado su célebre frase: “Menos es más”. Esta cita, que se repite hasta el día de hoy y pasará a la eternidad, tiene un poder muy importante cuando construimos un storytelling.
Mies argumentaba que mientras más contenga tu trabajo, cuanto más ocupada sea la obra de arte, peor será. Más es menos, y por tanto, menos es más. Para poder narrar una historia adecuadamente, debemos tener presente que hay una línea que debemos respetar y seguir.
¿Alguna vez te has topado con una anécdota inentendible, un chiste mal contado, un relato completamente vacío y sin reflexión o un intento de storytelling donde nunca supiste si el pollo estaba vivo o estaba muerto? Desafortunadamente, este tipo de situaciones son muy comunes. Por eso, hoy quiero compartir algunos de los errores más comunes que se cometen al hacer un storytelling.
Ten en cuenta, al momento de comenzar una sesión de clases, un taller, una charla o una reunión con tu equipo de trabajo, que lo más importante es la planificación. Si ya decidiste que es necesario hacer un storytelling, no lo anuncies detalladamente. Tu público lo podría tomar como algo no importante y distraerse rápidamente. En cambio, sé sutil, sencillo y casual al momento de iniciar una historia. Incluso, si deseas, puedes usar algo divertido e interesante al momento de partir. Por ejemplo: Acabo de recordar algo realmente alucinante.
Otro error muy común es hacer un storytelling magro y sin vida. Los factores pueden ser varios: mala organización, muy poco tiempo, exceso de información, demasiados personajes, etc. Cualquiera, o una mezcla de estos, nos puede llevar a tomar la decisión de reducir demasiado la historia; evitando entrar en detalles y perdiendo, en el proceso, uno de los pilares más importantes: el factor emocional. Debemos entender que una narración adecuada es el punto neurálgico de una buena historia. No podemos convertirnos en un simple robot que brinda mensajes limitados.
¿Cuál es nuestra audiencia y qué es lo que espera de nosotros? Cuando comenzamos un storytelling debemos tener claro con qué público nos estamos comunicando. El público no requiere tecnicismos y puede que tampoco entienda con facilidad nuestra jerga. Por tal motivo es necesario utilizar palabras que la gente conozca y dejar de lado anglicismos (de ser el caso) o acrónimos, que lo único que conseguirán es despistar a nuestros oyentes y distraerlos de lo más importante: el mensaje.
En una era donde prima el exceso de información, contar una historia que solo pasó en nuestra imaginación es realmente peligroso. Actualmente, las personas que nos escuchan tienen en sus manos un smartphone que los conecta con el mundo entero; por lo que es muy probable que corroboren, en “Google” o en el buscador de su preferencia, cada palabra que digamos. Por ello, en un storytelling, decir la verdad es obligatorio y no negociable. Asimismo, es importante recordar que las personas sienten más empatía con situaciones reales que con ficticias. Recuerda: la mentira siempre aleja.
Recuerda que “el nudo” de la historia es la parte más importante, debido a que nos indica qué hizo el protagonista que cambió de rumbo las cosas, o qué decisión tomó (y podría haber tomado cada uno de nosotros). Es vital contar este tipo de situaciones pues nos permiten clarificar el mensaje y llegar a una reflexión mucho más sólida. Sin embargo, a veces nos vemos forzados a abordar rápidamente esta parte debido a que nos detuvimos demasiado en la introducción o detallamos mucho la vida de los personajes.
Recuerda que el storytelling es una herramienta que bien utilizada puede ayudarte de manera contundente a exponer cualquier idea, cerrar una venta o convencer a tu público de pensar distinto; pero no olvidemos la frase que el arquitecto Mies nos dejó para la posteridad: “Menos es más”. Por lo tanto, una buena historia requerirá elementos claros, adecuados y sencillos como punto de partida. Con estos ingredientes podrás construir un final épico que haga de tu historia un mensaje inolvidable.
Ahora que conoces los errores más comunes al hacer un storytelling, mantenlos identificados y evítalos a toda costa. Si quieres profundizar en el tema, le invitamos a conocer nuestra Especialización en Storytelling. Solicita más información aquí.
* MBA por la Universitat Politécnica de Catalunya de Barcelona, Master en Dirección Estratégica del Factor Humano por la Escuela de Organización Industrial de Madrid y Coach Ejecutivo por TISOC de Barcelona. Actualmente CEO en la Escuela de Habilidades Personales. Se ha desempeñado como funcionario de la SUNAT y gerente en el Ministerio Público – Fiscalía de la Nación. También es consultor, conferencista, podcaster y docente universitario.