Innovar era y es un tema difícil y complejo. En mi opinión, la mejor explicación del porqué de esta situación es la que da John Kay, un estratega empresarial inglés contemporáneo a Michael Porter pero con un enfoque bastante diferente. Recuerdo haber quedado muy sorprendido pues me pareció desalentadora.
Kay identificó cuatro características singulares de las empresas exitosas: arquitectura, reputación, innovación y activos estratégicos. Estoy seguro de que tendremos oportunidad de ampliar este tema, pero hoy trataremos sobre innovación.
Su principal preocupación se centraba en lo difícil que es crear ventaja competitiva a través de esta y argumentaba que:
En mi vida profesional siempre tuve presente la innovación; más aún con el Grupo Inca, con quienes he compartido 32 de los 36 años que llevo en el sector textil alpaquero. Esto se ha traducido en ocho premios a la creatividad empresarial, con proyectos que han abordado desde temas técnicos, hasta comerciales, e incluso administrativos.
Teníamos pues un gran reto: apropiarnos de nuestras ideas, conceptos y proyectos, desde su inicio, evitando ser copiados. ¿Cómo lograrlo? En el negocio textil no es muy fácil hacerlo. Una de las primeras ideas fue usar patentes; sin embargo, este sería un proceso complicado y costoso.
Hace ya varios años encontré a otro estudioso, Joey Reiman, especialista en marketing. Su libro Propósito fue una guía para darle sentido al proceso de innovación dadas las restricciones antes mencionadas. En él encontré un nuevo concepto: la idea maestra.
Podríamos decir que la idea maestra es un propósito con significado. Se origina en los principios y valores de la organización y se enfoca en un objetivo muy elevado. Desde ahí va inspirando, guiando y protegiendo. Debe ser contagiosa y perdurable. Una idea maestra es atemporal, enseña, inspira, transforma y cuenta una historia siempre asociada a otro concepto muy presente en las organizaciones exitosas: la pasión. Así fue como empezamos a innovar asociando siempre el objetivo a un concepto, a una idea maestra.
Para aterrizar de forma práctica las reflexiones que hemos revisado hasta el momento, les quiero contar la historia de Kuna Expressions. En mi opinión, un concepto que ayudó mucho a ampliar el mercado de los productos de alpaca.
Durante mucho tiempo la alpaca estuvo asociada a productos de invierno: una chalina gruesa, una chompa pesada e incluso abrigos. Esto limitaba su mercado.
Esta situación era inherente a la fibra de alpaca, pues el peso de un producto de alpaca está directamente relacionado al grosor de la fibra. A modo de referencia, el grosor de una fibra de alpaca tiene una media de 24 micras, mientras una fibra de algodón tiene como media entre 4 a 6 micras.
Necesitábamos productos más ligeros y decidimos, inicialmente, enfocarnos en chalinas y estolas. Sin embargo, necesitábamos además nuevos conceptos comerciales que atrajeran a nuestros clientes actuales y potenciales.
Desde el año 2005 veníamos trabajando en un proyecto para afinar la fibra de alpaca y a su vez aligerar el peso de las prendas. Los resultados fueron muy buenos: una chalina tradicional pesaba 150 gramos, hoy conseguimos pesos de 50 gramos. A este proyecto lo llamamos Hilando fino.
Habiendo vencido el reto del grosor y el peso, quedaba pendiente superar las prendas aburridas, monocolor y con diseños geométricos. Entonces decidimos estampar digitalmente nuestras estolas de royal alpaca.
Encontrar la tecnología para realizar este proceso fue un gran desafío. Sin embargo, después de dos arduos años de pruebas con un fabricante italiano de estos equipos, conseguimos resultados adecuados. ¡Ya podíamos estampar digitalmente estolas de alpaca! El problema técnico había sido solucionado, ahora teníamos que convencer al área comercial y superar los paradigmas de su gente.
Hoy recuerdo con gracia el primer comentario de nuestro gerente comercial: “Sí, solucionaron el problema técnico, pero no creo poder vender pareos de playa ni cortinas de ducha hechos con fibra de alpaca”. Efectivamente era un reto muy grande.
La tentación de imprimir obras de arte, diseños modernos e incluso fotografías era enorme; pero competir con estolas de algodón y fibras sintéticas, a sus precios, no era posible. De pronto, en un momento eureka, alguien del equipo propuso imprimir obras de arte de jóvenes pintores peruanos, los diseños serían exclusivos y ayudaríamos a los artistas a promocionarse en el mercado.
Seleccionamos para la primera versión a dos jóvenes arequipeños, David Villalba y Lucas Mamani. Establecimos el tema, el formato, pautas de diseño y colores, y el precio de las obras de arte. Por supuesto, las estolas llevaban la firma de los artistas. Así nació, en el 2015, Kuna Expressions.
Hoy son ya más de cinco versiones y han participado artistas de Arequipa, Lima, Cusco y Santiago de Chile. Las estolas son ediciones limitadas, tema que encanta a nuestros clientes, pero además nos dimos cuenta de que son únicas, ninguna estola es igual a otra. Dado el diseño y el color, el look de esta cambia de acuerdo a la forma en que la cliente la viste.
Hoy estoy involucrado en un nuevo proyecto, siempre asociado a un propósito y a una idea maestra, esta vez con el apoyo del FABLab de la Universidad Continental. Lo hemos nombrado Pushka (hilar en quechua). Sin duda, se vienen nuevos retos y -espero- grandes logros en innovación. Tú, ¿te animas a impulsar una cultura de innovación en tu organización? Descubre cómo hacerlo y potencia las competencias necesarias para lograrlo con nuestra Maestría en Administración de Negocios (MBA).