Conoce más en este artículo sobre la sostenibilidad de las inversiones y su estrecha relación con el llamado gasto corriente, tomando como caso de análisis a los servicios de educación primaria.
Al respecto, comencemos destacando que en el periodo 2009 al 2016, 21.9 millones de peruanos se matricularon en la educación primaria. En ese mismo periodo, se invirtieron (gasto de capital) S/3,234.1 millones y en gasto corriente se ejecutaron 32,966.9 millones.
Es decir, el gasto corriente representó 10 veces más que el gasto de inversión. En los servicios de salud, educación y otros es característica que el principal gasto corresponda a la operación y mantenimiento. Este gasto corriente sirve, en el caso de servicios de educación para el pago de profesores, materiales educativos, servicios básicos, mantenimiento, entre otros.
En cambio, la inversión principalmente ha sido destinada para infraestructura, equipamiento y mobiliario. Un aspecto de la sostenibilidad de los proyectos tiene que ver con garantizar el uso de los servicios por parte de la población objetivo. Sin embargo, se observa que la sostenibilidad de los servicios en términos de calidad y cantidad depende más de garantizar la disponibilidad de recursos para operación y mantenimiento.
Además, esta disponibilidad de recursos podría limitar el tamaño de las inversiones. Por ejemplo, aun teniendo los servicios una alta demanda, si únicamente se puede sostener el pago de un docente para una determinada institución educativa, el número de aulas estará supeditado a esta capacidad de pago.
Logro educativo
En el mismo periodo, el logro educativo a nivel nacional en alumnos del 2do grado en comprensión de textos pasó de 23.1% a 46.4% de alumnos que comprenden lo que leen. En términos per cápita, la inversión por alumno en el periodo fue de S/147.2 y el gasto corriente por alumno fue de S/1,500.9.
De lo anterior, se decanta naturalmente una interrogante: ¿Cuál es la contribución de la inversión en el logro educativo de los alumnos?
Al respecto, la premisa usual es que la inversión en servicios como el de educación es quizá un factor que contribuye, pero que no determina los logros educativos. Frente a ello, la advertencia para garantizar sostenibilidad en las inversiones es que esta debe estar articulada al gasto corriente. Entonces, la inversión debe ser diseñada en función y articulada con el modelo de prestación de servicio, es decir el gasto corriente.
Comportamiento de departamentos
Pero es aún más interesante analizar el comportamiento que tuvieron algunos departamentos en el mismo periodo. Destacaremos el caso de Tacna, que incrementó en 41.4 % los alumnos en comprensión lectora, pasando en 2009 de 35.4 % de alumnos que comprendían lo que leen al 76.8 % en el año 2016. Esto se logró con una inversión por alumno de S/177.8 y un gasto corriente por alumno de 1,454.4.
Comparativamente, Moquegua pasó de 37.1 % a 69.2 % en comprensión de textos, incrementando 32.1 puntos porcentuales con un gasto de inversión por alumno de S/407.7 y de gasto corriente por alumno de S/2,067.8. Se observa que en términos de logro educativo Tacna alcanza 9.3 puntos porcentuales más, empleando por alumno en inversión el 43% y en gasto corriente el 70.3 % respecto de lo empleado por Moquegua.
En contraste a lo anterior, encontramos regiones en las cuales la inversión comparativamente ha sido baja, como es el caso del Callao, que logra un paso de 30.7% a 60.7% con una inversión por alumno de S/44.8 y un gasto corriente por alumno de 1,137.0. Puntualmente, en relación a Tacna y Moquegua, Callao logra 30 puntos porcentuales con una significativa menor inversión y gasto corriente.
En términos de inversión, inclusive Callao registra en el año 2016 una inversión de cero, que se repite en los dos años siguientes. Esto se condice con la tesis de que la inversión en stock de capital corresponde a infraestructura, mobiliario y equipamiento, que se acumula y va cerrando las brechas de infraestructura.
Una vez cerrada la brecha, ya no se requeriría inversiones significativas, salvo las necesarias para rehabilitar infraestructura, reponer equipamiento y mobiliario u optimizar o ampliar marginalmente los servicios. Sin embargo, la pregunta es si hay espacio para otro tipo de inversiones para contribuir a mejorar los logros educativos. Por ejemplo, para inversiones que intensifiquen el uso de tecnologías de información y comunicación en la enseñanza o plantear otro tipo de intervenciones que aborden otro tipo de causas que no permiten mejorar los logros educativos.
Lo anterior resulta necesario, dado que llama la atención el caso de Loreto, que logró subir 13.2 puntos porcentuales, pasando de 4.5% a 17.7% con una inversión por alumno de S/ 78.8 y un gasto corriente por alumno de S/1,186.2. Similar es el caso de La Libertad, donde se observa significativa inversión, pero un contundente bajo nivel de gasto corriente.
Esta evidencia permite plantear como indispensable establecer un eficiente equilibrio entre las inversiones y el gasto corriente. Ambos están vinculados y se debe analizar los incrementos en inversión que gatillen de manera vinculante los incrementos en los gastos de operación y mantenimiento. Para ello, se debe buscar los mecanismos de garantizar no solo los recursos de inversión, sino los incrementos en gasto corriente necesarios para utilizar de manera óptima el stock de capital incorporado.
Esta idea se refuerza analizando el caso de Tacna, que con niveles de inversión y gasto corriente por alumno que son la mitad de lo invertido por Moquegua y compartiendo en el 2009 similar logro educativo, llega al 2016 superando largamente a Moquegua.
Se puede decir que Tacna logró combinar de manera eficiente los niveles de inversión y gasto corriente necesarios para tener mayores logros educativos. Encontrar este equilibrio es fundamental, dado que, con menores recursos de inversión y gasto corriente, en una eficiente combinación, traslada esas eficiencias al logro educativo.
Siguiendo con las inevitables comparaciones, Arequipa en el 2006 tenía 2.8 puntos porcentuales más que Tacna en logro educativo en comprensión lectora. Sin embargo, aun cuando presentan los mismos niveles de inversión y gasto corriente por alumno en el periodo, en el 2016 Tacna le sacó ventaja en 17.8 puntos porcentuales. En ese sentido, conviene entender cuáles son los determinantes cruciales de los logros educativos que explican estas diferencias en regiones.
Esta comprensión debe formar parte de la identificación y priorización de inversiones. Realizar esto ayudará a optimizar el gasto corriente en eficiente combinación con las inversiones. Es imprescindible mirar el caso de Tacna, que parece tener la combinación más eficiente entre inversión y gasto corriente.
Sostenibilidad
Hay que advertir que, de una revisión de los proyectos que se formulan para el tema de educación, se ve que estos priorizan infraestructura, equipamiento y mobiliario. Además, e cuanto a sostenibilidad, estas se sostienen en los supuestos de que se contará con los recursos necesarios para los gastos operativos que garanticen la prestación de los servicios.
Esto nos lleva a concluir que el dimensionamiento de las inversiones no debe responder únicamente a la brecha de oferta y demanda que garantice el uso de los servicios, sino que estas deben contrastarse con otras variables que ayuden a delimitar el tamaño óptimo de las inversiones.
En ese sentido, es preponderante saber la ponderación relativa que tiene la inversión y su influencia en la prestación de los servicios. Por tanto, analizar estos factores podrían llevar a plantear otro tipo de soluciones o la combinación de intervenciones que permitan plantear inversiones de segunda generación.
Este nuevo tipo de inversiones debe estar orientado por objetivos pensados en función de los problemas de la población, donde se plantee la posibilidad de efectuar otros gastos de inversión, como son la creación de activos para revertir problemas de acceso a las escuelas, problemas de desnutrición en los alumnos, entre otros que se identifique.
Esta integralidad es imprescindible y el sistema de inversiones debe analizar y facilitar el surgimiento de este nuevo tipo de inversiones, que no estén en función únicamente de las brechas de infraestructura, sino de otro tipo de activos; muchos intangibles, pero imprescindibles como activos para tener mayores logros educativos y sea el estándar en todo el país.
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