El Decreto Supremo N.º 115-2025-PCM aprueba el reglamento de la Ley N.º 31814, que promueve el uso de la inteligencia artificial (IA) para el desarrollo económico y social del país.
Este marco normativo constituye un paso histórico para el Perú, pues busca sentar bases éticas y regulatorias para un uso responsable de la IA. Sin embargo, su éxito no dependerá únicamente de lo que dicta la norma, sino de la capacidad del Estado, la academia, las empresas y la ciudadanía para convertir la IA en una herramienta de inclusión y desarrollo humano.
El reglamento resalta varios aspectos positivos:
Uno de los puntos más relevantes del reglamento es la clasificación de la evaluación crediticia como un uso de “alto riesgo”. Esta decisión es especialmente prudente en el Perú, por tres motivos:
Gran parte de la población no utiliza servicios bancarios ni tiene historial crediticio. Esto genera vacíos de información que, si se alimentan en sistemas de IA, pueden producir sesgos y exclusiones injustas.
La falta de registros formales hace que muchos ciudadanos o emprendedores sean invisibles para los algoritmos, aumentando la posibilidad de decisiones erróneas.
La supervisión humana sigue siendo clave. El trabajo de analistas en visitas, entrevistas y análisis cualitativos es insustituible para complementar la visión algorítmica y contextualizar la realidad de cada solicitante.
En este sentido, capacitarse en el uso de la IA es fundamental. Los profesionales que logren integrar algoritmos con criterios humanos podrán diferenciarse, ser más eficientes y alcanzar mejores resultados empresariales.
Estamos ingresando a una nueva etapa en la historia del trabajo. La empleabilidad ya no se define únicamente por títulos universitarios o experiencia laboral, sino por la capacidad de adaptarse a un mundo donde la IA es protagonista.
Las tareas repetitivas y rutinarias serán cada vez más automatizadas, y los trabajadores que no se adapten corren el riesgo de quedar rezagados.
En un país donde más del 70% de la PEA es informal, la IA puede convertirse en una herramienta para formalizar negocios, acceder a créditos y abrir oportunidades en sectores antes cerrados.
Quienes adquieran competencias en IA —ya sea en programación, análisis de datos, ética digital o aplicaciones prácticas en su sector— tendrán mejores posibilidades de empleo, salarios más competitivos y mayor estabilidad.
Si se garantiza el acceso a programas de formación en todo el territorio nacional, la IA puede democratizar la empleabilidad, reduciendo brechas entre Lima y las regiones.
En resumen, la empleabilidad digital será el motor que permita al Perú no solo adoptar la IA, sino aprovecharla como herramienta de movilidad social y crecimiento económico sostenible.
El reglamento abre una oportunidad histórica para la empleabilidad y el desarrollo del capital humano en el Perú:
El reglamento de la Ley N.º 31814 es un punto de partida, no una meta alcanzada. Su valor no radica solo en regular la IA, sino en abrir un debate sobre cómo esta tecnología puede mejorar la vida de las personas. Calificar la evaluación crediticia como uso de alto riesgo refleja un realismo adecuado frente a la informalidad y la baja bancarización del país.
El verdadero desafío está en el capital humano: capacitarse en IA será clave para no rezagarse, mejorar la empleabilidad y generar un ecosistema empresarial más competitivo.
El Perú se encuentra frente a una nueva etapa de empleabilidad digital. Quienes apuesten por aprender y aplicar la IA no solo estarán mejor posicionados, sino que serán protagonistas de la transformación hacia un país más inclusivo, innovador y preparado para competir en la economía global.
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