El cinturón de fuego del Pacífico abarca tres continentes, América, Asia y Oceanía entre otros cuarenta países, uno de los cuales es Perú. Este cinturón concentra casi el 90% de sismos que ocurren en el mundo. La tierra se remece por la intensa actividad de energía provocando diversos efectos naturales como las lluvias torrenciales en la costa Norte, los desbordes de los ríos de Nororiente o las heladas del sur.
A pesar de lo grave y espectacular del instante del desastre, no es el peor momento. Lo inimaginable viene cuando la realidad supera las previsiones y la crisis se instala sobre la base de la hecatombe natural provocando hambruna, enfermedades, angustia, desesperación, enajenación y, luego se toman medidas de reconstrucción lentas e insuficientes.
Por eso, es importante crear un diseño de lineamientos sobre las capacidades y necesidades de financiamiento en la gestión de riesgo de desastre para que las comunidades, empresas y Gobierno puedan ser atendidas. A continuación, te contamos.
Tan o más importante que atender desastres es gestionar los riesgos de desastres, es decir, ampliar la presencia del Estado antes, durante y después de la catástrofe. Para ello, el proceso social de la gestión del riesgo de desastres ha desplegado lineamientos desde la estimación y prevención hasta la rehabilitación y reconstrucción, pasando por la reducción, preparación y respuesta, en base a la investigación científica e histórica.
Todos los componentes y procesos de la gestión del riesgo de desastres se mueven con dinero y -sin dinero- ningún plan, programa, ni proyecto se concreta. Por ley, el Ministerio de Economía y Finanzas tiene a su cargo la estrategia de gestión financiera del riesgo de desastres, donde los gobiernos subnacionales deben priorizar los desastres con alta probabilidad de ocurrencia.
Como la cuantía de dinero requerida es superior a cualquier presupuesto nacional y subnacional, el Estado recurre a otras facilidades como el endeudamiento, los seguros y el mercado de capitales.
Como parte de la Alianza del Pacífico, que integra con México, Colombia y Chile, Perú participó en la emisión de un bono catastrófico por 200 millones de dólares a través del Banco Mundial, que tiene calificación de riesgo Aaa y AAA otorgada por agencias internacionales Moody’s y Standard & Poors, respectivamente, con cobertura hasta el 15 de febrero de 2021.
En forma simple, el emisor del bono, es decir el Banco Mundial, recibe un monto de los inversionistas, y lo transferirá a Perú si se produjese un terremoto de las características establecidas en el contrato. Sino hay un terremoto hasta la fecha de vencimiento del bono, el emisor, devolverá a los inversionistas un monto mayor al que ellos entregaron.
La forma completa es más compleja porque se toman en cuenta factores como la severidad y ubicación del terremoto en la determinación de los desembolsos correspondientes.
Nuestro hermoso país también puede ser un país seguro, que gestiona con idoneidad los riesgos de desastres y, se pone en el tema a la altura de las economías más desarrolladas. Por eso, los estudiantes de la EPG Continental refuerzan sus competencias claves participando en la dinámica nacional implementando -de forma inmediata- en las organizaciones donde trabajan, los más recientes productos y servicios en que se embarca el país.
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