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Política pública y gestión pública: dos enfoques para la toma de decisiones

Escrito por EPG Universidad Continental | ago 14

En el sector público manejamos conceptos similares entre sí pero que corresponden a procesos diferentes. Es el caso de los términos “política pública” y “gestión pública”, los cuales están íntimamente relacionados, pero no significan lo mismo. En esta infografía te contamos la diferencia.

 

Tanto las políticas públicas como la gestión pública pertenecen al ámbito de la toma de decisiones del Estado y, aunque se encuentran a ambos lados del espectro, no hay gestión sin política ni hay política sin gestión. Para aclarar definitivamente las semejanzas y diferencias entre ambos analizaremos cada concepto por separado.

 

Política pública

 

Política pública “es todo lo que los gobiernos deciden hacer o no hacer”, esta es una de las definiciones más difundidas del término y le pertenece a Thomas Dye, autor de “Entendiendo las políticas públicas” (2008). En efecto, las políticas públicas remiten a las acciones -o inacciones- de los gobiernos, que están dirigidas a la solución de problemas de la colectividad.

 

Como señala Manuel Tamayo Saez (1997): “Las políticas públicas son el conjunto de objetivos, decisiones y acciones que lleva a cabo un gobierno para solucionar los problemas que en un momento determinado los ciudadanos y el propio gobierno consideran prioritarios”.

 

Problema público

 

Los problemas públicos son aquellos que padecen los ciudadanos en áreas como la salud, la educación, la seguridad ciudadana o la economía. Otro tipo de problemas públicos son los que tienen que ver con la organización del Estado como, por ejemplo, la ineficiencia o el burocratismo.

 

Si entendemos como problema público toda aquella situación que afecte a las personas y miembros de una comunidad, estaríamos de acuerdo en definir “política pública” como las acciones que se toman o no para solucionar dichos problemas.

 

Gestión pública

 

Según el “Gower Handbook on Management”, gestión es “conseguir que las cosas se hagan a través de las personas”. En este sentido, la gestión pública pertenece al terreno de la operación, es la que hace posible la implementación de las políticas públicas definidas por el Estado.

 

Si la política pública decide qué hacer, la gestión pública decide cómo hacerlo, ya que “se ocupa de la utilización de los medios adecuados para alcanzar un fin colectivo”. Las políticas públicas requieren un brazo ejecutor, allí en donde actúa la gestión pública.

 

La política pública como estrategia

 

Cuando se elaboran las políticas públicas pensamos en el qué queremos (objetivos) y cómo vamos a lograrlo (estrategias) a través de la intervención estatal. Es un proceso que requiere mucha investigación y conocimiento del problema público, así como una gran capacidad de negociación para decidir qué hacer y qué no hacer. ¿Por qué hablamos también de la inacción o el “no hacer”?

 

Porque las políticas públicas están guiadas por los valores que los gobiernos y los ciudadanos comparten entre ellos. Si una política pública no está ajustada a esos valores comunes puede no ser aplicada. Por ejemplo, si una de las soluciones planteadas a un problema hipotético resulta ser segregacionista o antidemocrática, los Estados y los Gobiernos pueden decidir “no hacer” aquello que va en contra de los valores que comparten con los ciudadanos.

 

Debemos recordar que la toma de decisiones públicas y por lo tanto el diseño de políticas públicas son procesos altamente complejos que implican acuerdos entre los ciudadanos y los actores políticos, por lo que, en ocasiones sus ritmos de ejecución no son lo que esperamos. Es allí donde interviene la gestión pública.

 

La gestión pública como práctica

 

La gestión se encarga, valga la redundancia, de gestionar los recursos del Estado, tanto humanos como logísticos, para alcanzar los objetivos trazados por la política pública. Su campo de acción se circunscribe a la asignación y distribución de los recursos públicos, así como la coordinación de los agentes involucrados en la ejecución de los proyectos.

 

En la gestión también hay tomas de decisiones, pero el centro está en la operación de la maquinaria estatal, es decir, cómo lograr que los objetivos y las estrategias definidos en la política pública se lleven a cabo. Durante la gestión se decide cuáles son los recursos humanos y logísticos que vamos a necesitar y cómo vamos a hacer uso de ellos.

 

Como vemos, las políticas públicas y la gestión van de la mano. Aunque no significan lo mismo, tanto en la fase de decisión estratégica como en la operación se requiere de personal altamente calificado. En ambos casos deben establecerse indicadores que den cuenta de los resultados tanto de una política pública como de su gestión.

 

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