De alguna manera, los líderes educan casi todo el tiempo. Todo rol de liderazgo se da en relación con otras personas. Nadie puede ser el líder de una cosa inanimada como una fábrica, una dependencia pública o una escuela. El líder es líder de personas que lo reconocen como tal a la luz de un conjunto de virtudes que son evidenciadas a través comportamientos, actitudes y valores. En la docencia se presenta una magnífica oportunidad para ejercer un liderazgo de trascendental importancia para el desenvolvimiento de la persona humana. A continuación te presento algunas cualidades o características que distinguen a un educador líder.
Pues en sus actos ofrece el mejor testimonio de compromiso y preocupación constante por sus alumnos. En este caso, el ejemplo del líder en los entornos escolares de educación puede llegar a calar más hondo que miles de palabras acerca de cómo deben ser las cosas. Con esto no queremos decir que los discursos no tengan ningún sentido, sino más bien queremos resaltar que el discurso sin acción comprometida se torna infértil.
Sabe que su misión consiste en procurar que todos (o casi todos) sus alumnos dominen los contenidos propuestos. Este quizá sea el camino más difícil, pero es sin duda el que imprime en los educandos la percepción de que los estamos acompañando y que nos interesan como personas. Es probable que muchos recordemos con más aprecio a aquellos profesores que se preocuparon más por nosotros, que no escatimaban en ofrecer su ayuda fuera del aula y que siempre estuvieron pendientes de los avances en su materia.
Es penoso comprobar que en los diferentes niveles educativos, en especial en la educación secundaria y en la universidad, se mide a los educandos en vez de evaluarlos. Precisemos algunos conceptos: decimos que el docente mide cuando se circunscribe a pasar un conjunto de pruebas al final de un proceso de enseñanza para determinar quiénes aprobaron y quienes no. En este caso, no es de mayor preocupación que el 60 o 70 % de los alumnos haya salido desaprobados pues el profesor siente que fue responsable en pasar su asignatura y que los alumnos por su lado tenían la obligación de estudiar. En cambio, un docente evalúa si tiene una actitud constante por saber cómo avanza el proceso de aprendizaje de sus alumnos. Para ello, conversa, indaga y analiza los resultados de los exámenes. Pero sobre todo, ejerce una actitud constante por optimizar sus propios métodos de enseñanza como las estrategias de aprendizaje de sus alumnos.
Sin afectar la autoestima del alumno y sin burlarse del menos hábil. Como hemos mencionado anteriormente en este blog, el líder que educa es capaz de rescatar siempre lo bueno de una desafortunada realización, corrige con una preocupación auténtica por el alumno y por consiguiente no lo descalifica ni lo humilla públicamente. Sabe muy bien que la mejor forma de propiciar cambios importantes es con el aliento, la promoción de la persona y con una actitud fraterna.
Sabe bien que tendrá que seguir aprendiendo durante toda su vida. Para ello, se preocupa por adquirir conocimientos actualizados y por mejorar como persona. El educador líder se siente siempre un aprendiz de la vida. Aprende de todos, incluso aprende de sus alumnos cosas tan valiosas que se siente orgulloso por ello. De esta manera, sería una contradicción catalogar de líder a una persona que considera que lo sabe todo, y que, por tanto, ya no tiene nada más que aprender. El educador líder es siempre modesto con el conocimiento y reverente ante la verdad que va descubriendo cada día. Esta cualidad también es forjadora de líderes al interior de las instituciones educativas.
Pues se siente ser humano tal y como cualquiera de sus alumnos. Asimismo, sabe muy bien que en un contexto solemne y gris no se llegará a encender la motivación por el estudio. Personalmente, considero que hasta el aprendizaje más abstracto y difícil de asimilar es posible de ser enseñado en un clima de confianza donde los espacios para la amenidad, las anécdotas o la simple alegría por el surgimiento de una situación jocosa constituyen condiciones óptimas para aprender. Por otro lado, la confianza entendida en un marco de respeto mutuo tiende los puentes apropiados para una efectiva comunicación.
Implementando estos consejos no solo lograrás elevar tu perfil profesional como educador, sino que además fomentarás un clima escolar de buen trato que favorezca el logro de los aprendizajes y el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes. Si deseas adquirir más herramientas para promover relaciones interpersonales armónicas, satisfactorias y seguras en entornos educativos te invitamos a solicitar más información sobre nuestro Programa de Especialización en Gestión en Convivencia Escolar y Tutoría.