¿Te ha pasado que no consigues inspiración para crear una historia? Intentas pensar en una y tu cabeza se llena de dudas: el tiempo de la historia, el escenario, los personajes, etc. De pronto te sientes abrumado y lo primero que te dices es “no tengo una historia que contar”. Si en algún momento te has visto en esta situación, permíteme recordarte que Vincent Van Gogh siempre decía: “Si escuchas una voz dentro de ti que dice ‘No puedes pintar’, entonces ¡pinta!, y la voz será silenciada”.
Revisa tu libro de vida
Muchas veces olvidamos que la mejor historia que podemos contar es nuestra historia de vida. Contar cómo fracasamos por tomar una mala decisión (cegados por la ambición o la ignorancia), contar nuestra historia de éxito personal, contar cómo pudimos salir adelante a pesar de tener un escenario completamente adverso, contar acerca de las personas que nos ayudaron, las puertas que se nos cerraron, los retos que superamos y los objetivos que logramos.
Revisar nuestro libro de vida es muy importante. Es probable que a primera vista no encuentres algo que te motive, pero si revisas y recuerdas con calma todas tus experiencias personales y profesionales, definitivamente tendrás una historia esperando ser contada.
Enfócate en el público correcto
Ahora, hay algo que es importante recordar. En el mundo del storytelling, las historias nos inspiran y nos motivan porque muestran a las personas o a las empresas de manera auténtica y transparente. Esto nos conecta emocionalmente con el relato, con la experiencia y con la moraleja final de todo lo ocurrido.
Por eso es importante que al momento de preparar una historia tengas presente el público al cual esta irá dirigida. No es necesario que hagas un perfil detallado, pero al menos considera que siempre habrán al menos tres tipos de personas:
- Los “inteligentes”: quienes aprenden de sus experiencias.
- Los “sabios”: quienes además de aprender de sus propias experiencias, aprenden de los errores de los demás.
- Y los “torpes”: quienes no aprenden de los errores de los demás ni de los propios.
Lo que quiero darte a entender con esto es que tu historia de vida es una herramienta muy poderosa y puede servirle muchísimo a un profesional, emprendedor o jefe de equipo. Probablemente muchas personas se han sentido como tú te sentiste y se verán graficados en tu historia. ¡No dejes de contarla!
Céntrate en un solo mensaje
Como mencionamos en un artículo anterior, toda historia debe tener un mensaje principal. Sin embargo, nuestra vida se puede parecer bastante al catálogo de Netflix: con episodios de comedia, una colección de momentos de suspenso, películas románticas o hasta una serie de sucesos de terror, etc. Esto significa que tu historia de vida en realidad puede ser fuente de muchas grandes historias.
¿Qué historia deseas contar esta vez y qué quieres conseguir con ella? Tener claro el objetivo del mensaje, el público y la reflexión final te ayudará a tomar esa decisión de una manera mucho más sencilla.
Para no perder el norte durante tu proceso creativo puedes resumir tu historia en una frase de pocas palabras. Por ejemplo: “storytime de cómo me mudé al otro lado del mundo y obtuve el trabajo de mis sueños”. Así recordarás siempre el objetivo principal.
Deja ir la ilusión de que debe ser perfecta
Los cuentos de hadas suelen terminar con una frase muy singular: “Y vivieron felices para siempre”. Sin embargo, cuando hacemos storytelling, esta frase es poco real. Enseñar nuestras experiencias (ya sean positivas o negativas) y especialmente contar nuestros fracasos transmitirán a nuestro público que, a pesar de los errores, el objetivo es seguir avanzando y entender que las cosas siempre pueden mejorar en base a nuestra preparación.
Ten en cuenta lo que dijo en su momento el gran Salvador Dalí: “No tengas miedo de la perfección, nunca la vas a alcanzar”. Recuerda que en tu vida no hay malas historias, solo debes aprender a contarlas efectivamente.
Reconoce el poder de las emociones
Las historias mueven nuestras emociones dado que nos transportan a situaciones donde aprendimos, fuimos felices o afrontamos una decepción. Puede que tu público no haya vivido el momento que estás contando pero es más que seguro que en algún momento de su vida ha vivido algo similar o ha sentido cosas parecidas. Cuando empatiza emocionalmente no lo hace, necesariamente, con tu historia; lo hace con la suya, con el momento de su vida donde sintió o vivió algo similar.
Ahora que sabes que la mejor historia es la que tu libro de vida te puede dictar, manos a la obra y ¡a narrar se ha dicho! Es momento de que te sientes y comiences a redactar todas esas experiencias que te han llevado al día de hoy: éxitos, fracasos, errores, aciertos, decepciones y objetivos logrados. ¿Te gustaría obtener más herramientas y que te guíe durante el proceso? Nuestra Especialización en Storytelling puede ser lo que estás buscando. Descubre más sobre ella aquí.
* MBA por la Universitat Politécnica de Catalunya de Barcelona, Master en Dirección Estratégica del Factor Humano por la Escuela de Organización Industrial de Madrid y Coach Ejecutivo por TISOC de Barcelona. Actualmente CEO en la Escuela de Habilidades Personales. Se ha desempeñado como funcionario de la SUNAT y gerente en el Ministerio Público – Fiscalía de la Nación. También es consultor, conferencista, podcaster y docente universitario.