El 2023 fue un año complicado para la gran mayoría de los sectores industriales. La caída de la demanda en estos ―por recesión, crisis socio–política, guerras, etc.― obligó a muchas empresas a reaccionar rápidamente y aplicar tácticas relacionadas con el marketing tradicional (4P: producto, precio, plaza, promoción), con el objetivo principal de asegurar su estabilidad económica y proteger a sus colaboradores.
Muchas organizaciones permanecieron enfocadas internamente, concentrándose en estrategias, transformación digital, cultura y liderazgo; sin dar la debida importancia a los cambios y desafíos de su entorno.
Esta tendencia de enfocarse principalmente en lo que sucede dentro de la empresa, ignorando en gran medida los factores externos, plantea un problema significativo. Mientras que el análisis interno es crucial, el desentendimiento del contexto externo en el que operan puede llevar a las empresas a tomar decisiones que no están alineadas con las dinámicas del mercado y las necesidades reales de sus clientes. Este enfoque puede ser especialmente perjudicial en tiempos de crisis, donde la adaptabilidad y la sensibilidad al entorno son fundamentales para la supervivencia y el crecimiento sostenible.
Además, esta tendencia a enfocarse en el marketing de corto plazo, dejando de lado su componente estratégico, puede ser contraproducente. La falta de alineación entre lo táctico y lo estratégico no solo amenaza la estabilidad económica de las organizaciones, sino que también compromete su capacidad para responder efectivamente a los rápidos cambios en el mercado.
El modelo estratégico del Océano Azul, sorprendentemente, no es muy conocido en el mundo empresarial y a pesar de tener muchos detractores, lo considero una herramienta muy valiosa al momento de analizar la posición competitiva de nuestra empresa. Este modelo nos invita a explorar nuevos mercados, creando valor de manera innovadora y diferenciándonos de la competencia, lo que puede ser crucial para las empresas que buscan no solo sobrevivir sino prosperar en tiempos de incertidumbre.
En este artículo abordaremos cómo uno de los componentes del modelo del Océano Azul, las curvas de valor, nos pueden ayudar a entender si nuestras acciones están alineadas con nuestra estrategia.
¿Qué es el modelo Océano Azul?
Es un concepto estratégico desarrollado por W. Chan Kim y Renée Mauborgne, publicado inicialmente en su libro La Estrategia del Océano Azul en 2005. Este modelo propone una forma de pensar sobre el mercado y la competencia que se centra en la creación de nuevos espacios de mercado (océanos azules) y en hacer que la competencia sea irrelevante, en lugar de competir en espacios de mercado existentes (océanos rojos) donde esta es feroz.
Comparto los principales elementos del modelo Océano Azul:
1. Creación de espacios de mercado no disputados
Océanos azules: representan nuevos mercados o sectores donde aún no existe competencia, ofreciendo oportunidades de crecimiento y rentabilidad.
Océanos rojos: son los mercados existentes donde la competencia es intensa y las empresas luchan por una cuota de mercado, a menudo llevando a una disminución de la rentabilidad.
2. Hacer irrelevante la competencia
En lugar de tratar de superar a los competidores en un mercado existente, el modelo Océano Azul se enfoca en encontrar formas de innovar y diferenciar, creando un nuevo espacio de mercado donde la competencia tradicional no es un factor.
3. Innovación en valor
La estrategia se centra en la "innovación en valor", que implica crear valor tanto para la empresa como para el cliente. Esto a menudo se logra a través de la diferenciación y la reducción de costos, simultáneamente.
4. Romper las fronteras del mercado
Se anima a las empresas a ir más allá de las fronteras tradicionales del mercado y a replantearse las reglas del juego del sector.
5. Enfoque en la demanda no satisfecha
La estrategia del océano azul busca identificar y satisfacer necesidades no atendidas o ignoradas por la competencia, atrayendo así a nuevos clientes.
6. Ejecución estratégica
Una ejecución exitosa de la estrategia del océano azul implica superar los obstáculos organizativos y motivar a los empleados hacia la innovación y el cambio.
El modelo Océano Azul es útil para empresas que buscan escapar de la intensa competencia mediante la innovación y la creación de nuevos mercados. Es una herramienta poderosa para pensar de manera diferente sobre la estrategia y el crecimiento empresarial. Sin embargo, encontrar o crear un océano azul puede ser desafiante y requiere una profunda comprensión del mercado, la innovación y la disposición a asumir riesgos.
Las curvas de valor
Son una herramienta fundamental en el modelo del Océano Azul, pues proporcionan un diagnóstico y una perspectiva práctica para desarrollar estrategias adecuadas, capturando la perspectiva visual y analítica de la competencia en el mercado y buscando conocer las variables con las cuales se compite en la industria o sector en el que nos encontramos.
Este marco se centra en dos ejes principales: el eje horizontal, que representa los factores de competencia en una industria específica, y el eje vertical, que muestra el nivel de oferta proporcionada por las empresas en cada uno de estos factores. Estos, pueden incluir elementos como precio, calidad, características del producto, servicio al cliente, entre otros.
La creación de las curvas de valor implica trazar el rendimiento de una empresa en los distintos factores de competencia y compararlo con el de sus competidores.
Esto permite visualizar no solo cómo una empresa está compitiendo, sino también identificar patrones de competencia en el mercado. Por ejemplo, en una industria donde varias empresas muestran curvas de valor similares, se puede deducir que están compitiendo directamente en los mismos factores.
Este análisis estratégico es crucial para identificar oportunidades de innovación y diferenciación. Al observar las similitudes y diferencias en las curvas de valor, una empresa puede decidir alterar su enfoque en ciertos factores de competencia, ya sea aumentando, reduciendo o eliminando inversiones en estos, o incluso introduciendo nuevos factores que antes no eran considerados. Esta reorientación estratégica busca crear un espacio en el mercado donde la competencia es irrelevante, también conocido como un "océano azul".
Como hemos visto en este artículo, la curva de valor de una empresa es un elemento clave para evaluar la alineación entre las tácticas a corto plazo y una estrategia robusta a largo plazo. Si buscas adentrarte en la vanguardia de la gestión empresarial y desafiar los paradigmas convencionales, te invito a descubrir el Doctorado en Administración de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental. ¡Solicita más información!