Aunque el campo de la neuroeducación es relativamente nuevo, viene transformando el sistema educativo; permitiendo a los docentes entender la forma en cómo sus estudiantes aprenden y diseñar procesos educativos más efectivos.
En este artículo revisaremos el concepto de neuroeducación, los beneficios de aplicar sus principios al proceso de enseñanza-aprendizaje y algunas recomendaciones para implementarla en el aula.
El término neuroeducación proviene de la construcción de dos palabras: “neuro” que proviene del griego “veupo” y significa “nervio” y “educación” que proviene del latín “educatio” y constituye la acción y efecto de educar o instruir.
La neuroeducación es, entonces, la disciplina que estudia el cerebro durante los procesos de aprendizaje y la reacción del cerebro humano ante los estímulos que se convierten en conocimiento. Ésta nos ayuda a saber cómo intervienen los procesos neurobiológicos en los seres humanos durante el proceso de aprendizaje.
Hace más de 2,000 años, Aristóteles señalaba que los seres humanos somos animales racionales que buscamos el conocimiento por el hecho mismo de conocer y que la actividad de “pensar” requiere necesariamente el desarrollo y uso del lenguaje, concluyendo que no puede haber pensamiento sin lenguaje. Y es precisamente a través de este lenguaje que somos capaces de comunicarnos, aprender, transmitir nuestros pensamientos y sentimientos, inventar y un sinfín de actividades más.
Uno de los principales aspectos que refuerza la vinculación entre el funcionamiento del cerebro y la mejora del proceso de aprendizaje es aquel que estudia las estrategias cognitivas, aquellas actividades mentales que desarrollan los seres humanos durante los procesos de enseñanza y aprendizaje y que marcan el modo en que se presenta la información y el modo en que esta es asimilada.
Para que este proceso sea óptimo, muchos expertos han coincidido en que la motivación y la generación de emociones positivas son claves para que el cerebro aprenda de manera más rápida. Por ello, los docentes deben entender esta condición y procurar emocionar a los estudiantes en sus clases a fin de despertar la curiosidad y atención de los mismos.
En síntesis: el cerebro aprende mejor con una dosis de emoción. Crear un entorno positivo, un ambiente óptimo para el aprendizaje, es clave.
Aplicar los principios de la neuroeducación en entornos educativos puede generar los siguientes beneficios:
La neuroeducación ayuda a los educadores a comprender mejor cómo los estudiantes procesan y retienen la información, lo que puede llevar a enfoques de enseñanza más efectivos.
Al comprender las diferencias en la forma en que los cerebros de los estudiantes funcionan, los educadores pueden adaptar sus métodos de enseñanza para satisfacer las necesidades individuales de los estudiantes.
Ayuda a identificar estrategias de aprendizaje que están respaldadas por la ciencia y que pueden ayudar a los estudiantes a retener información de manera más efectiva.
Puede proporcionar ideas sobre cómo captar la atención, fomentar la motivación intrínseca y el compromiso de los estudiantes, para motivar un aprendizaje más profundo y sostenible.
Comprender cómo el cerebro fomenta la creatividad puede ayudar a los educadores a diseñar entornos que fomenten la creatividad y la resolución de problemas en los estudiantes.
Muchos investigadores han señalado la plasticidad cerebral y que esta capacidad es responsable de su permanente remodelación a partir de los nuevos conocimientos que adquirimos, o de las nuevas experiencias que vivimos.
Un docente con conocimientos de neuroeducación tendrá herramientas para transformar la forma de dictar su clase y abordar diferentes materias generando que el “neocórtex” o parte del cerebro humano capaz de desarrollar las funciones cognitivas superiores, pueda irse desarrollando progresivamente y mejorar la capacidad de aprendizaje de sus propios estudiantes.
Crear emociones positivas alrededor de los procesos de enseñanza en las escuelas es vital para lograr mejores resultados de aprendizaje. De igual forma, especialistas en la materia aseguran que es muy importante también modificar la percepción del “error” como un factor negativo y reconstruirlo de manera que se convierta en una nueva oportunidad de aprendizaje en el salón de clases.
Algunos consejos para mejorar la experiencia de aprendizaje a través de la neurociencia se pueden resumir en los siguientes:
Como hemos visto, la neuroeducación se presenta como un fascinante campo de estudio que está revolucionando el sector educativo, proporcionando a los docentes un valioso entendimiento sobre cómo optimizar el proceso de aprendizaje en sus aulas.
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