En la entrada del blog anterior vimos los tipos de Coaching que existen de acuerdo con el marco teórico que lo sustenta y al área de aplicación. Ahora nos vamos a concentrar en uno de esos marcos teóricos, que es el de la Ontología del lenguaje y tipo de proceso que de él se desprende. Si tuviera que dar una primera definición de este, diría que es una forma de conocer y transformar quién estoy siendo.
Lo escribimos así, en gerundio “ando” “endo”, porque esto remite a la idea de proceso. No hay una manera de ser, sino innumerables formas en las que estamos siendo momento a momento. No estoy siendo el mismo cuando voy a la oficina de mi jefe o cuando estoy con alguien que amo. Existen infinidades de formas de estar viviendo la vida. Si dijéramos que soy tal o cual cosa, me cosifico y niego la posibilidad de devenir en otras. Entonces decimos “estar siendo”, ahora estoy siendo más Coach que PNLista al escribir estas líneas y seguramente por lo noche, si me pongo a cocinar estaré siendo otra versión de mí.
Cuando digo formas de estar siendo, estoy refiriéndome a un modo de pensar, sentir y hacer. Por ejemplo, estoy haciendo tranquilamente, ansiosamente, colaborativamente; estoy sintiendo ansiedad, paz, tranquilidad; estoy pensando en esto o aquello. Cada forma de estar siendo en el mundo configura una manera específica de vivir. Si quiero conseguir un trabajo voy a estar siendo proactivo, ofreciendo mis servicios, haciéndome visible en los espacios donde realizo la búsqueda, quizás tenga que modificar mis estados de ánimo o cambiar creencias respecto de mí. Todos estos niveles se configuran momento a momento, dentro de un número de posibilidades que definen mi identidad.
Anteriormente definimos el Coaching como algo que tiene que ver con algo que quiero lograr, una meta, un objetivo. En el caso del Coaching Ontológico, ese resultado que quiero lograr está vinculado a formas de estar siendo en el mundo.
Hasta aquí con la idea de Coaching Ontológico como una forma de estar siendo. Hay algo más que es muy importante desde esta mirada y es que: el proceso de transformación de mi estar siendo se da en el lenguaje. Veamos los postulados y principios que propone Rafel Echeverría para entender más a que nos referimos.
Antes que nada, rescatar que los tres postulados, eje de la Ontología del lenguaje, repiten la palabra “interpretamos”. Lo que decimos desde esta mirada del Coaching es que no observamos las cosas como son, sino que eso que observamos está determinado por nosotros mismos, es decir por el ser humano que está observando, que en Coaching Ontológico denominamos “Observador”
El primero de estos postulados entiende a los seres humanos como lingüísticos, es decir que viven en el lenguaje. Para esta mirada, el lenguaje es por sobre todo lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que somos. Esto puede plantear una dificultad que es necesario desplegar aquí mismo. Rafael Echeverría no niega otros tipos de experiencias, pero las subordina al lenguaje pues pueden ser leídas a través de este. Confiere claramente una prioridad distinta al dominio del lenguaje.
Cuando nos paramos en la Ontología del lenguaje, vamos a estar pensando mucho en el uso de este, pero queremos especificar que no es la única forma de abordar los procesos de transformación. Una mirada posible para disolver este dilema, al menos para nosotros lo es, sería pensar el lenguaje no solo como aquello que decimos, sino también lo que sentimos y corporalizamos. Mas fácil aún, sería simplemente afirmar: Interpretamos a los seres humanos como seres representacionales, afectivos y corporales donde cada dominio es tan importante como el otro.
En este segundo postulado, damos un paso más, no solo el lenguaje nos permite hablar sobre lo que hacemos y no hacemos, que sería un uso descriptivo del lenguaje; sino que además nos permite crear realidades distintas. Eso quiere decir que es generativo.
A través del uso de la palabra podemos hacer que pasen cosas que hasta ese entonces no estaban sucediendo. Por ejemplo, si digo “por favor levanten su mano” es posible que eso ocurra. En este caso estaría facilitando que pasen cosas. Entonces, el lenguaje no sólo nos permite hablar «sobre» las cosas, sino que también hace que sucedan cosas. Desde esta mirada decimos que el lenguaje es acción, genera nuevas realidades. ¿Qué genera entonces el lenguaje? Decimos que el lenguaje genera relaciones, compromisos, posibilidades, futuros, mundos…
En definitiva, el lenguaje genera modos de estar siendo en el mundo, y este es el tercer postulado. Los individuos nacen dotados de la posibilidad de participar activamente en el diseño de su propia forma de estar siendo.
Dijimos antes que el ser humano no es una forma de ser determinada, ni permanente. Es un espacio de posibilidad hacia su propia recreación. Para el Coaching Ontológico esta recreación se da a partir del uso del lenguaje gracias a su capacidad generativa. Me gustaría cerra esta entrada con unas palabras de otro autor sumamente importante en el mundo del Coaching Ontológico.
“El mundo que se nos presenta, donde estamos conectados en múltiples niveles, redes de internet, sociales, siempre hay seres humanos avocados a comunicarse a encontrarse. No lograr comunicar lo que queremos genera incomodidad, a veces frustración, rabia, o algún sentimiento de estar solo en el mundo. Necesitamos el lenguaje para conectar con otros, para querer y ser queridos, para ampliar nuestras capacidades de acción, en definitiva, nuestro poder hacer.” Fernando Flores
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