Un sistema complejo es el que integra sus partes generando una sinergia para lograr un mejor funcionamiento y resolver problemas con mejores resultados que trabajando de manera individual. Edgar Ortegón Quiñones, catedrático de la Universidad Continental, explica que la teoría de la complejidad se contrapone al tradicional enfoque reduccionista arraigado en la historia a través de René Descartes o Isaac Newton.
Los enfoques alternativos son cinco: Uno, análisis de desarrollo institucional de Elinor Ostrom. Dos, modelo de acopladura de John Kingdon. Tres, modelo de coaliciones promotoras de Paul Sabatier. Cuatro, modelo de equilibrio interrumpido o puntuado de Frank Baumgartner y Bryan Jones. Cinco, enfoque de dependencia de la trayectoria -path dependence- de Paul Davis y Brian Arthur.
“Con el enfoque reduccionista, se buscaba descomponer el todo en sus partes y se creía que al analizar las partes se comprendía el funcionamiento del sistema. En los sistemas complejos, la visión no es de esa manera. El sistema complejo apela a mirar el todo antes que las partes. Se ve la interrelación de las partes para generar sinergias”, explica el profesor Ortegón.
Sin embargo, ¿cuáles son las características de un sistema complejo? Aquí te las explicamos:
A través de reglas simples, los agentes que componen un sistema complejo interactúan dando lugar a “eventos emergentes”. Todas las partes del sistema complejo se afectan mutuamente a pesar de no tener relación directa. No importan cuáles son los objetos que componen el sistema complejo, sino las relaciones que se generan.
“Existe interacción entre todos los agentes que forman parte de un sistema. Los agentes se integren, se asocian y se vinculan entre sí dentro del sistema complejo”, sostiene el catedrático Edgar Ortegón
La interacción entre los agentes también genera una nueva forma de organización. Esta organización se genera por iniciativa propia de los agentes, quienes generan patrones de comportamiento global a partir de las interacciones. La auto organización no solo surge a partir de la interacción de las partes constituyentes, sino también de estas con el entorno.
“Al darse esa interacción, sucede una auto organización de manera espontánea y no regulada desde la cima o por un ente planificador ni por un ente superior a los elementos que la componen”, explica el profesor Ortegón.
Al constituirse con un sistema complejo organizado por voluntad propia, también se ejecuta un proceso de adaptación a este nuevo método de organización entre las partes. Los agentes se adecúan a un nuevo ecosistema y también este ecosistema se adecúa a la sinergia generada por los propios agentes.
“Los agentes se adaptan a su entorno. Si bien afectan el entorno, ellos también se ven afectados por el entorno”, señala el profesor Edgar Ortegón.
Un sistema complejo no tiene causas únicas ni lineales. Son los propios agentes los que convergen y se retroalimentan constantemente. Dentro de un sistema complejo, existe una íntima conexión entre los agentes y los sucesos que los convierte a la vez causa y efecto. Las partes del sistema contienen al todo.
“Existen retroalimentaciones positivas y negativas dentro de los agentes que participan del sistema”, precisó el docente Edgar Ortegón.
La dinámica a la que está sometido un sistema complejo y a la alta interacción de los agentes genera constante evolución en los procesos y el entorno. Por tanto, un sistema complejo tiene cierto grado de impredictibilidad debido a su constante interacción, retroalimentación y generación de nuevos comportamientos que determinan una evolución.
“La evolución es dinámica. Existen atractores y, al interactuar los agentes, ocurren fenómenos de auto organización de manera espontánea y coevolución que no existían con el enfoque reduccionista al cual estábamos acostumbrados”, mencionó el profesor Ortegón.
Las políticas públicas deben funcionar bajo un sistema complejo que alcance una sinergia, explica el profesor Edgar Ortegón. En la actualidad, el desarrollo de políticas públicas no recoge enfoques multidisciplinarios que permitan recoger mayor conocimiento para enfrentar un problema. Ese es uno de los problemas más importantes de la gestión pública.
“La teoría de la complejidad es un llamado a que las políticas se asocien, se integren, se articulen para así lograr un efecto de mayor potencia y de mayor impacto. Es absolutamente positivo y esa es una de las falencias que actualmente se observan con nuestras políticas públicas”, indicó el profesor Ortegón.
Si te interesa conocer más acerca de la teoría de la complejidad y su aplicación en el sector público, te invitamos a conocer más de nuestra maestría de gerencia pública solicitando más información.