Desde la automatización de tareas hasta la personalización de la enseñanza, la IA se ha convertido en un pilar fundamental para el futuro de la educación.
Este artículo explora la importancia de la inteligencia artificial en la educación, abordando su definición, aplicaciones y desafíos, así como el impacto del Consenso de Beijing sobre la inteligencia artificial y la educación de la UNESCO.
La palabra “inteligencia” proviene del latín “intellgentia”, que a su vez proviene del verbo “intellegere” ―compuesto por las voces inter (entre) y legere (leer)― y significa facultad de la mente que permite entender, razonar, aprender, tomar decisiones y formarse ideas sobre la realidad. En la misma línea, la palabra “artificial” significa aquello que ha sido hecho por el hombre y no por la naturaleza.
Aunque la inteligencia artificial en nuestros días parece haber sido tomada de la ciencia ficción, es una realidad que ha llegado para revolucionar al mundo, tal como ocurrió con el internet en su oportunidad.
En resumen, la inteligencia artificial (IA) es un conjunto de algoritmos diseñados para imitar las capacidades y realizar tareas similares a las que realizan los seres humanos.
El avance de la IA en el mundo concentra la habilidad de procesar enormes cantidades de datos con la finalidad de facilitar ventajas comerciales, empresariales y comunicacionales en diferentes sectores de la economía tales como educación, comercio, salud, cultura, etc.
Los agentes “virtuales” trabajan en línea y reemplazan la presencia de seres humanos en el contacto con los clientes; responden preguntas sobre distintos temas y facilitan el asesoramiento y venta de productos, interactuando con los clientes en plataformas virtuales y redes sociales por igual.
La inteligencia artificial (IA) tiene la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos, lo que facilita la realización eficiente y rápida de tareas complejas. Mediante la identificación de imágenes y comandos verbales, la IA puede relacionarse e interactuar con seres humanos.
Su uso y aplicación es amplia y abarca distintos campos como la robótica, las finanzas, las comunicaciones, videojuegos y un sinfín más. Se trata de tecnología desarrollada artificialmente para la solución de tareas en el mercado.
Los sistemas de Inteligencia Artificial en la actualidad están entrenados para realizar un conjunto de tareas definidas, pero no tienen capacidad para detectar comportamientos fraudulentos, por ejemplo, como sí podría hacer un ser humano.
Si bien la IA utiliza una base muy amplia de datos y está programada para procesarlos y usarlos, no puede “razonar “como lo hacen las personas de carne y hueso.
La IA tiene gran capacidad para transformar distintas industrias, pero tiene claramente limitaciones y la principal es que aprende de los datos que se le proporcionan, no hay otra forma de que adquiera “conocimiento”. Esto significa que cualquier error en los datos podría verse reflejado en los resultados.
La UNESCO publicó en el año 2019 el Consenso de Beijing sobre la inteligencia artificial y la educación, un documento que propone recomendaciones sobre cómo usar y aprovechar las tecnologías de la inteligencia artificial en línea con la Agenda 2030, especialmente en temas de educación.
El Consenso se aprobó durante la Conferencia Internacional sobre la IA en la Educación llevada a cabo en Beijing, China; evento que contó con la participación de ministros de educación de distintos países del mundo, representantes internacionales y miembros de Unesco. Todos ellos buscaron el compromiso de utilizar de manera eficiente las tecnologías emergentes alineadas a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
De manera resumida, podemos señalar que el Consenso de Beijing recomienda a los Estados miembros, según describe la propia UNESCO, lo siguiente:
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