En un mundo obsesionado con la perfección, a menudo olvidamos que el liderazgo ―al igual que la vida― es inherentemente imperfecto. Los líderes más exitosos no son aquellos que nunca cometen errores, sino aquellos que aprenden y crecen a través de los desafíos.
En este artículo revisaremos el concepto de liderazgo imperfecto y diez elementos que componen el mindset del liderazgo imperfecto, según Steve Munby.
El liderazgo imperfecto es una forma de pensar que entiende que cada error es una oportunidad para mejorar, aprender y evolucionar.
Entiende también que un líder, al compartir sus vulnerabilidades, crea conexiones genuinas con sus equipos y al aceptar sus errores fomenta un ambiente donde todos pueden aprender y crecer juntos.
El liderazgo imperfecto no es un signo de debilidad, sino una demostración de autenticidad y humildad. Aceptar desafíos y aprender de las caídas nos permite crecer no solo como líderes, sino también como seres humanos.
Por ello, el líder imperfecto estará siempre en constante aprendizaje y buscando ser la mejor versión de sí mismo.
Nuestra mentalidad o mindset no solo afecta nuestro bienestar emocional y mental, también influye en tus acciones y decisiones.
Steve Munby identifica diez elementos que denomina “mentalidad del liderazgo imperfecto”.
Como se observa en la gráfica, estos elementos pueden ser de naturaleza interna o de manifestación externa. Veamos cada uno de ellos.
Los líderes conscientes de su imperfección reconocen que el liderazgo no es un camino solitario. Saben que no tienen todas las respuestas y, por lo tanto, buscan construir equipos diversos que complementen sus habilidades.
Además, no ignoran el contexto en el que lideran; sino que se sintonizan con él y adaptan su liderazgo en consecuencia. La pregunta clave aquí es: ¿qué tipo de liderazgo se necesita de mí ahora?
Los líderes imperfectos comprenden que el poder de un equipo radica en la confianza y la diversidad de habilidades.
Invierten en relaciones de confianza con sus equipos, fomentando un ambiente donde todos puedan contribuir con su experiencia. Esto no solo mejora la toma de decisiones, sino que también garantiza que el equipo esté enfocado en metas relevantes y que las reuniones sean productivas y significativas.
Los líderes imperfectos no temen pedir ayuda. Este acto no solo fortalece la responsabilidad colectiva, sino que también crea un sentimiento de unidad dentro del equipo. Reconocen que todos desempeñan un papel en la búsqueda de soluciones y que la colaboración es esencial para el éxito.
Cultivar un ego saludable es esencial para el liderazgo imperfecto. Este equilibrio entre confianza y humildad permite que los líderes reconozcan tanto sus errores en tareas como sus errores relacionales, los cuales pueden afectar la confianza y la moral del equipo. Al abordar estos problemas con franqueza, se fortalece la integridad y la conexión con el equipo.
Las promesas públicas comprometen a los líderes con sus valores y enfoques de liderazgo. Esto les ayuda a mantenerse enfocados en comportamientos coherentes con sus principios y aumenta su accountability (responsabilidad) personal y profesional.
El liderazgo imperfecto abraza el aprendizaje constante. Busca construir conocimiento sobre sí mismo y sobre las personas y organizaciones que lidera; siempre esforzándose por ser una versión mejor de sí mismo.
Un líder imperfecto reconoce que no es un producto terminado, sino que se encuentra en un permanente estado beta.
Los líderes imperfectos equilibran el poder y el amor en su liderazgo. Utilizan el poder para lograr resultados a través de la determinación y la alta expectativa ―para que las cosas se hagan y se hagan bien―; mientras que fomentan un ambiente de amor y colaboración donde la apertura, la humildad y la empatía son fundamentales para el crecimiento y el aprendizaje.
Los líderes imperfectos fomentan el desarrollo de otros líderes. Empoderan a sus equipos para liderar, brindándoles apoyo y oportunidades para construir su confianza. También evitan sesgos al identificar el talento y dan prioridad a la diversidad en sus selecciones.
La autenticidad es una piedra angular del liderazgo imperfecto. Los líderes se conocen a sí mismos y son fieles a sus valores, siendo amables consigo mismos y con los demás cuando cometen errores. Además, abordan los problemas éticos y las áreas grises con seriedad; estableciendo una posición clara en cada situación.
Los líderes imperfectos enfrentan desafíos con optimismo y pragmatismo. Aparecen en momentos difíciles, incluso si no tienen todas las respuestas, y combinan el optimismo con la acción, permitiendo que la alegría fluya a medida que trabajan hacia soluciones viables.
¿Recuerdas algún momento en el que uno de tus líderes admitió sus equivocaciones y trabajó en soluciones? Esas son las historias que inspiran, que muestran cómo la imperfección puede llevar a un liderazgo más sólido y resiliente.
Así que la próxima vez que te encuentres luchando por la perfección, recuerda que son nuestras imperfecciones y lo que hacemos a partir de identificarlas lo que nos hace realmente líderes excepcionales.
No tienes que ser perfecto para liderar, solo tienes que lidiar con tus imperfecciones día a día.
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