Desde hace al menos dos décadas resulta difícil pensar en la modernización de los procesos públicos sin la intervención de la tecnología. Lo que a simple vista parece una herramienta técnica, permite crear productos y servicios para conectar al Estado con los ciudadanos.
Interconectar a las personas, difundir conocimiento, facilitar trámites y brindarles seguridad informática, son solo algunos de los beneficios que la implementación de la tecnología trae consigo. Además, tiene un impacto positivo en la participación ciudadana, así como aplicaciones en las áreas de salud pública y la educación.
Cuando hablamos de desarrollo nos referimos a ampliar las oportunidades de los individuos. En este sentido, la tecnología funciona como un potenciador de las capacidades de las personas, para que tengan más posibilidades de mejorar su calidad de vida. La tecnología también potencia la industria, generando crecimiento económico y más empleo.
El concepto de desarrollo humano dejó de estar circunscrito al ámbito económico, por eso le competen temas como el acceso al conocimiento, la libertad política, la seguridad personal o la participación comunitaria, en los cuales la tecnología tiene un rol protagónico.
En el área específica de la participación ciudadana, la tecnología permite, como nunca antes, una comunicación directa del ciudadano con sus gobernantes. El diseño e implementación de las políticas públicas implican escuchar a las comunidades, así, usar los avances tecnológicos para amplificar la voz de los ciudadanos es una de sus aplicaciones más loables en el ámbito público.
Uno de los objetivos más importantes de la modernización del Estado peruano es la implementación del gobierno electrónico en todos los niveles del Estado: nacional, regional y local, para crear lo que se conoce como valor público, es decir, mejorar la calidad de los bienes y servicios públicos que se brinda a los ciudadanos.
Los avances tecnológicos, la masificación de internet y el desarrollo de softwares informáticos han hecho posible que los ciudadanos puedan hacer sus trámites vía online, ahorrándose tiempo, recursos y burocracia. Algunos de los servicios digitales que ofrece el gobierno electrónico son las peticiones de documentos, emisiones de certificados, así como pagos hacia o desde los entes públicos.
Para aplicar políticas públicas que tengan a la tecnología como aliada, es fundamental que exista una infraestructura que permita la interconexión no solo entre entes públicos sino entre las regiones, especialmente en un país con una geografía tan diversa como el Perú.
La posibilidad real de acceso de los ciudadanos a la tecnología permitirá la puesta en marcha de proyectos de educación y salud a distancia, a través de internet. Cursos, talleres y especializaciones a distancia a través de plataformas de e-learning permiten a cualquier persona con acceso a internet obtener nuevos conocimientos que pueden cambiar su calidad de vida.
En el ámbito de la salud funciona de forma parecida. Diversas tendencias globales de proyectos de telemedicina están orientados a proporcionar servicios de salud a distancia con atención médica e información enfocados en la prevención. Por ejemplo, charlas y videoconferencias en línea o difusión de materiales digitales que eduquen a la gente en la prevención de enfermedades.
Si dos de los indicadores de calidad de vida en la actualidad son la salud y la educación, entendemos cómo la tecnología puede incidir de manera positiva en la ciudadanía. Para que esto ocurra, los gestores públicos deben interiorizar, celebrar e impulsar el papel de los avances tecnológicos en la modernización del Estado, siempre teniendo el bienestar del ciudadano en el centro de sus decisiones públicas.