El papel de la tecnología en la educación inclusiva

Personas en todo el mundo siguen siendo excluidas de la educación. De acuerdo a datos de la UNESCO y UNICEF:

• 20% de niños y jóvenes son excluidos diariamente de la educación[1].
• 40% de la población mundial no tiene acceso a una educación en una lengua que habla o entiende[2].
• Y entre 93 a 150 millones de niños se encuentran en situación de discapacidad en el mundo[3].

Sin embargo, la educación es mejor cuando acoge la diversidad. Los alumnos no deben adaptarse al sistema; es el sistema educativo quien debe adaptarse a sus necesidades. Por esta razón, a partir de los años 2000, el mundo ha puesto bastante énfasis en fomentar la educación inclusiva.

En este artículo abordamos qué es la educación inclusiva y cómo contribuye la tecnología a fomentar un entorno educativo que acoge la diversidad.

¿Qué es la educación inclusiva?

La educación inclusiva se esfuerza en identificar y eliminar todas las barreras que impiden acceder a la educación. Tiene como objetivo primordial el brindar servicio académico a toda la población sin distinción por razones tales como el género, la orientación sexual, el origen étnico o social, la lengua, la religión, la nacionalidad, la situación económica o de discapacidad, tal como señala la UNESCO[4].

Es importante señalar, que la educación inclusiva busca abordar dicha problemática al interior de las aulas. Ello implica fomentar la integración de los estudiantes, a pesar de sus diferencias; forjando sus habilidades sociales, tan necesarias en el mundo actual. 

Para lograrlo, propone la creación de programas académicos flexibles y docentes suficientemente capacitados, que reconozcan la heterogeneidad de los estudiantes. Asimismo, promueve tener políticas educativas que garanticen el desarrollo de una educación inclusiva.

Para una exitosa experiencia en el fomento de la educación inclusiva se puede realizar una serie de estrategias usando la tecnología. Es decir, herramientas como los proyectores, laptops, tablets, las aulas virtuales, las herramientas digitales, entre otras; que permitan garantizar su desarrollo de manera integral. 

De igual forma, es clave desarrollar el pensamiento crítico y reflexivo, pues ayudará a plantear plantea soluciones vinculadas a la realidad. De esta manera, no solo se pone en práctica lo aprendido en el aula, sino que se desarrolla la concientización de los estudiantes[5]. En el caso de nuestro país, la puesta en escena de la tecnología al servicio de la educación inclusiva en el Perú.

Un cambio acelerado por la pandemia

Desde el inicio de la pandemia por la COVID-19, en marzo del 2020, se estableció un aislamiento social de forma masiva. Esto generó que muchas actividades tuvieran que realizarse a través del entorno virtual.

Nuevos desafíos generaron nuevas actitudes y nuevos retos. El aislamiento obligó a que miles de maestros e instituciones educativas tuvieran que promover el uso de herramientas tecnológicas, con el objetivo de mantener la continuidad de las clases. 

En primer lugar, se “descubrió” que una parte importante de estudiantes y docentes tenían un acceso restringido a los servicios de internet. 

En segundo lugar, las instituciones tuvieron que implementar plataformas adecuadas para la realización de las actividades académicas en tiempo real. Además de procurar que las aulas virtuales se encontraran correctamente equipadas para convertirse en espacios de interacción académica, que motiven el interés del estudiante. 

Si bien, la educación virtual no era nueva en el ecosistema educativo, su masividad si lo fue; por lo menos en el caso peruano. Esto generó una oportunidad para que los servicios educativos no solo lleguen a donde tradicionalmente llegaban (a estudiantes que residían cerca de la institución) sino que además puedan convertirse en espacios que permitan a los alumnos conectarse desde cualquier parte del mundo. 

Al mismo tiempo nos mostró las grandes brechas que existen entre la escuela de zona urbana y la rural, en donde se carece de cobertura de internet, recursos tecnológicos y docentes (que en su mayoría no hacen un uso correcto y efectivo de las tecnologías de información y comunicación).

Conforme pasaron los meses, las estrategias y herramientas digitales comenzaron a normalizar el desarrollo de las actividades académicas. Además se “descubrió” algo importante: la posibilidad de llegar a un público más amplio de estudiantes en diferentes regiones del país. Esto no solo facilitó la inclusión social, uno de los objetivos de la educación inclusiva, sino que también destacó como uno de los aspectos positivos surgidos a raíz de la COVID-19.

Más allá de la geografía

Pero no solo se puede integrar a las personas geográficamente; también se puede buscar la inclusión en referencia al género y a nivel cultural. Diversos programas coeducativos pueden contribuir a eliminar los estereotipos de género, fomentar el respeto entre los y las estudiantes, así como impartir una educación con valores. La adaptación de diversas plataformas se convierte en un elemento sustancial para este tipo de tareas.

Por tanto, el desarrollo de la tecnología permite que la oferta educativa sea mucho más inclusiva, no solo con la cobertura del internet, sino con la aparición de nuevas herramientas, que permitan forjar un ambiente bastante amigable para el desarrollo de la educación en su conjunto. 

Esto va de la mano con la aparición del Diseño Universal del Aprendizaje, el cual fomenta una personalización de la educación, la creación de un ambiente flexible para beneficio del educando y el educador, así como la puesta en práctica de que la tecnología sea simple e intuitiva[6]. 

Integrar a los estudiantes les permitirá ingresar a un importante mundo de oportunidades tanto a nivel cognitivo como social. Hacerlos partícipes en este proceso es un reto importante.

Finalmente, comparto una serie de reflexiones que es importante considerar para generar experiencias exitosas: 

• La tecnología se convierte en un espacio de refuerzo y complemento a la formación del estudiante, generando el desarrollo de los logros educativos.
• Los gobiernos deben brindar las condiciones adecuadas para que el servicio tecnológico se encuentre al alcance de todas las personas sin ningún tipo de distinción.
• Las herramientas tecnológicas, además de ser asequibles a la población, tienen que adaptarse en su diseño a estudiantes fotosensibles o con problemas audiovisuales, con el fin que esta población no sea excluida del proceso educativo.

En conclusión, en un mundo donde aún persisten barreras que limitan el acceso a la educación, la tecnología se presenta como un catalizador de cambio. La promoción de la educación inclusiva respaldada por la tecnología es esencial para construir construir sociedades equitativas y promover el desarrollo integral de las personas.

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[1] UNESCO. Informe de seguimiento de la educación en el mundo, 2020: Inclusión y educación: todos y todas sin excepción. 
[2] UNESCO. World Inequality Database on Education.
[3] UNICEF. The State of the World's Children 2013: Children with Disabilities. 
[4] UNESCO. La inclusión en la educación. https://www.unesco.org/es/education/inclusion 
[5] Acho Ramírez, Sabina, Diaz Espinoza, Maribel, Criollo Hidalgo, Virginia, & García Camacho, Orfelinda Elizabeth. (2021). La realidad de la educación inclusiva en el Perú y los retos desde la virtualidad. EduSol, 21(77), 153-168. Epub 18 de octubre de 2021. 
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-80912021000400153
[6] Centro de Comunicación y Pedagogía. Una mirada sobre las TIC y la Educación Inclusiva.